Hace tan solo un par de fechas un
individuo intentó secuestrar a una niña de once años, a la
salida del colegio en Benalmádena. La pequeña irlandesa de
quince años, Amy, continúa desaparecida y si se la han
llevado a la fuerza, ha tenido que ser cosa de pederastas.
La diminuta Mari Luz de Huelva, con tan solo cinco años, ha
sido secuestrada. Los temas recientes, parecen hacer quedar
relegados los supuestos escalofriantes de Jeremy, el
gafoncillo canario, risueño tras sus lentes en las fotos y
de la capitalizada Madeleine, cuya desaparición tan buenos
dineros ha reportado a sus gélidos padres. La sociedad se
conmueve y, al tiempo, casi coincidiendo con la desaparición
de la niña de Huelva se desarticula una red de pedofilia por
internet y siguen en los tribunales las condenas a hijoputas
que han abusado de menores.
El asunto horroriza. Pero también resulta estremecedor el
empeño de los padres por encontrar a sus hijos. Y la
reacción de determinados padres. Siempre recordaré el
ingreso urgente de la mamá de Jeremy en un psiquiátrico,
enloquecida y las imágenes del padre, como un cadáver
andante. La frialdad televisada y pagada de los padres de
Madaleine, ejemplo publicitario, al parecer, para la madre
de la joven Amy y su compañero sentimental, capaces de
enfrentarse a las cámaras sin perder la compostura, nada de
rostros desencajados, ni lágrimas temblorosas. ¿A ustedes
les secuestran a un hijo y pueden comparecer ante los medios
para efectuar declaraciones? ¿Y lanzarse a una campaña de
manifestaciones y discursos bien motivados, arengando al
público?.
Lógico que existan diversos tipos de personalidades y
diferentes maneras de encarar una tragedia, sobre todo
cuando huele a pederastia, que es el hedor más podrido del
Universo. Pero, si a ustedes o a servidora, nos secuestran a
un hijo o a una hija, no se nos pasaría por la cabeza
lanzarnos a abrir una cuenta corriente en una entidad
bancaria, para “recaudar fondos para la búsqueda”.
Realmente, ni los investigadores de la Policía, ni los de la
Guardia Civil, cobran extras por realizar más
concienzudamente su labor profesional. Ni tan siquiera los
guías caninos reciben raciones extra de pienso o de
golosinas perrunas. Los padres de Amy viajarán a Alicante
donde hay una mayor colonia británica ¿Para qué? Y el padre
de la desventurada Mari Luz ya ha recaudado seis mil euros,
organiza manifestaciones y dicen que comienza a aparecer en
los programas de televisión.
El precedente macabro de todo esto fue la madre de Rocío
Wanhinkoff, Alicia Hornos, que recorrió todos los platós de
todas las televisiones lanzando abominaciones contra la
inocente y desgraciada Dolores Vazquez. Sí, esa misma, la
víctima de uno de los más bochornosos errores policiales y
judiciales de la historia de España , error del que,
incomprensiblemente, tanto los estúpidos investigadores,
como los ignorantes jueces y fiscales, se van a ir de
rositas, después de haberle destrozado la vida a una
inocente. Bueno, verdad es que, el Ministerio, magnánimo, en
lugar de comenzar a empapelar a los culpables del destrozo,
va a compensar a la víctima con 120.000 euros, para que se
compre un apartamentito modesto y se retire a hacer puñetas.
Realmente la destrozada Dolores Vazquez, salió digna y
discreta, educada y señora. Otra en su lugar hubiera clamado
al cielo y porculeado a conciencia y con saña hasta a la
señora de la limpieza del cuartel de la Guardia Civil de
Mijas cuyos brillantes “cerebritos” tanto se empeñaron en
demostrar la culpabilidad de quien no lo era.
Casos siniestros. Y gente siniestra. Con la sombra diabólica
de delincuentes sexuales que pueden, o ser locos, o ser,
sencillamente perversos, porque la maldad existe. Pero que,
tienen que ser controlados de por vida. Si es que, el
hipócrita Sistema reconoce el derecho de esa mierda a estar
sueltos por las calles.
Todos hemos visto clamar a los padres y ese clamor de padres
debería reflejarse, más que en declaraciones y discursos en
exigir penas de reclusión mayor para pederastas y
delincuentes sexuales, con cumplimiento efectivo y sin
pamplinas de terapias ni blandenguerías. Que cumplan. Y
trabajando para que, encima, no les cuesten los dineros a
los ciudadanos. ¿Qué si matan o violan a un pequeño hay
soluciones que pasan por sillas humeantes? ¡Ay, no me tiren
de la sinhueso que no estamos en yankilandia ni tenemos sus
persuasivas leyes! ¡Que miren que persuade y disuade la
silla de los cojones o la ampolla letal! Hasta dan ganas de
no delinquir. Pero resultan poco garantistas y nada
buenistas, vamos, de mal gusto para esta sociedad
pamplinera.
Pero los padres…Más recogidas de firmas para endurecer las
leyes y menos abrir cuentas corrientes. Ni la Policía ni la
Guardia Civil piden pan por su trabajo de perseguir y
neutralizar, como les dejan, a la troje de la hez.
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