Como estamos en plena campaña
electoral, donde los políticos gastan euros a manos llenas
con la consigna de convencer a la gente para que les voten
alegremente, yo entro también en mi propia campaña a través
de los artículos de opinión que ofrezco desinteresadamente.
Digo desinteresadamente porque ni me presento a cargo alguno
ni solicito el voto de nadie. Además ya sabéis que es una
opinión personal, sin segundas intenciones, en un intento de
tratar de poner las cosas claras.
Ya he opinado sobre la intromisión, con una contundencia que
da miedo… a los propios ángeles, de la Iglesia en política.
Ahora opinaré de las declaraciones de los políticos que
saben a imbecilidad crónica.
Ya vemos que los políticos de la derecha tienen tendencia a
figurar como de la extrema por sus declaraciones cargadas de
odio y sus intenciones de poner en boca de sus contrarios
palabras, intenciones o ideas que nunca han salido, salvo de
la pobre imaginación de esos mismos declarantes, que se
dicen políticos pero que en el fondo carecen de más mínima
sabiduría política.
Si la política es el proceso y actividad orientada,
ideológicamente, a la toma de decisiones de un partido para
conseguir unos objetivos y la religión sigue siendo motivo
de controversia entre los especialistas sociólogos, a pesar
de que se considera como un sistema compartido de creencias
y prácticas asociadas en torno a la naturaleza de las
fuerzas que configuran el destino de los seres humanos, la
política resulta que es mucho más vieja que la religión, en
éste caso la católica, ya que se remonta al neolítico,
cuando se empezó a organizar la sociedad jerárquicamente.
Como definición fatalista podemos decir que la política, a
la manera de cómo la entiende el PP, es como un juego o
dialéctica amigo-enemigo que tiene en la guerra su máxima
expresión, pero en los tiempos que vivimos, en que los
españoles tenemos un alto grado de veteranía en esas lides,
no debemos caer en el papanatismo ni en la imbecilidad en
que están cayendo muchos de nuestros políticos.
Que unos políticos de un partido ataquen a los políticos de
otro partido no estaría mal si fuera en momentos puntuales
de errores cometidos por el contrario, pero insistir
permanentemente por la misma vía es de imbéciles redomados y
conlleva un descrédito político cuando los mismos errores
son cometidos por los políticos del partido atacante.
Que un político del PPC asegure que un líder socialista
catalán, presidente por más señas de la Generalitat, quiere
que ganen los peperos porque Zapatero vendería la
Generalitat… debería estar, ese político en el programa de
la comedia televisiva. Hablar en nombre o boca de otros
conlleva un alto grado de cualidad negativa de los
embusteros redomados. Pobre PP catalán con esos políticos
que utilizan la imbecilidad como bandera.
Por sus propias palabras, del político pepero catalán, caen
en sus propias trampas y no deja opción a los ciudadanos que
comprueban claramente la doble hipocresía de esa gente. Me
refiero a la frase soltada por el pepero en referencia a los
socialistas: “… un partido no puede estar siempre a la
contra y buscando la confrontación…”, ¡SI ESO ES LO QUE HAN
ESTADO HACIENDO LOS DEL PP! Desde que perdieron las
elecciones vienen haciendo el papel de victimistas a la
contra y buscando cada segundo, cada minuto, cada hora, cada
día, cada semana y cada mes la confrontación contra los
socialistas y, lo que es peor, contra el gobierno legalmente
constituido en una amplia muestra de deslealtad para con las
instituciones.
El PP ya no sabe que decir ni que conclusiones sacar para
motivar al personal. Les recomiendo que se suban a un
alambre atado al dedo gordo del pié derecho de la estatua de
Colón y a la punta del monolito a la Victoria de la Diagonal
y hagan funambulismo. Se han pasado cuatro años tocando los
cataplines a los catalanes, del derecho y del revés y ello
les hacen ser de muy poca vergüenza para lograr votos.
Deben tener en cuenta, los peperos, que si en el Congreso
han sido, durante cuatro años, la Oposición; en Catalunya ni
eso.
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