Estando como estoy en Ceuta y
bebiendo el agua que suministra nuestra empresa, puedo estar
contento de no verme afectado por esas drogas que se
destilan en otras aguas.
Escribo un poco sobre la noticia aparecida en Catalunya
sobre las aguas de la depuradora de la ciudad en la que viví
durante muchos años: El Prat de Llobregat, donde se han
detectado algo más de 20.000 dosis diarias de cocaína que
consumen un millón y pico de habitantes en la zona y cuyas
aguas residuales son tratadas por la mencionada depuradora…
¡la hostia! Y yo sin darme cuenta que he estado bebiendo mis
orinas y la de los de mis vecinos ¡qué asco!, eso son ganas
de fastidiar al personal y no precisamente por las drogas.
No debería llamarse depuradora.
El simpático director químico Damià Barceló, investigador
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas podía
haber suavizado su declaración sobre el tema y eso de hablar
llanamente de las orinas humanas, transportadores de restos
metabolizados de cocaína, que desembocan en los ríos cuyas
aguas confluyen a la depuradora ya son ganas de “aguar” al
ciudadano medio ignorante de la procedencia de parte de esas
aguas. Menos mal que la zona no es la del área metropolitana
entera: rondaría las 70.000 dosis diarias de cocaína, si
contabilizamos las meadas de más de tres millones de
habitantes. Sólo espero que en Ceuta no ocurra lo mismo con
nuestras aguas.
Bueno, cambiemos de tercio porque con las tripas revueltas
no conseguiría continuar escribiendo.
Hubo un tiempo en que los españoles asignaban a los
representantes de la Iglesia católica el papel resumido en
la frase “la iglesia es el opio del pueblo” y hasta ahora
seguimos viendo que tenían razón.
Sigo dándole vueltas a la gran hipocresía de la jerarquía
eclesiástica de la que no podemos admitir ni tolerar que
digan sandeces cuando les vengan en gana.
Si Vds. recuerdan, cuando gobernaban los peperos con Aznar
al frente, las negociaciones con ETA eran llevadas por un
obispo, Juan María Uriarte, y entonces eso NO era pecado…
ahora si los socialistas intentan acabar con ETA a través
del diálogo eso SÍ es pecado. Lo que pone sobre la mesa las
hipócritamente claras cartas de la postura “celestial”.
A la vista está que los profesionales de la religión, los
obispos de la Conferencia, han decidido entrar en política a
favor del PP y agarrados de la mano con éstos. Como decía
ayer: los curas a sus cosas o fundan un partido político.
Esto último sería lo mejor: se repartirían los votos del PP
y así éste partido dejaría de ser la fuerza más votada.
Toda la hipocresía de la curia se resume en la postura
contra la Ley de Educación para la Ciudadanía. Consideran
que esa ley ha hecho saltar por los aires el derecho
fundamental de los padres a educar a sus hijos en los
criterios morales de cada cual. Eso es una mentira descarada
y desgraciada proveniente de quienes son. Ningún artículo de
la mencionada ley, ninguna disposición final, ninguna norma
ni ninguna regla impiden a los padres que lleven a sus hijos
a catequesis de las parroquias para recibir la educación
moral católica. ¿Dónde está la lesión de esos derechos
fundamentales? Mentira tras mentira de quienes incumplen
completamente uno de los mandamientos de su propia Iglesia.
No predican con el ejemplo, desde luego.
Hablan de prostitución, de jóvenes que caen en sus redes, de
una manera tan descarada que solapa la verdadera historia de
este tema: la prostitución existe desde siempre y más
entonces cuando los representantes profesionales de la
iglesia católica se codeaban con los jefes del fenecido
régimen franquista. Precisamente muchos de esos jefes, y no
digamos sus subordinados, hacían el juego prohibido y luego
comulgaban como si tal cosa. Entonces no merecía la pena
soltar soflamas… ¡qué hipocresía!
Están contra los homosexuales, contra la educación moderna y
necesaria, contra la Memoria Histórica (algo tendrán que
ver), contra el diálogo sensato, en fin contra todo de
quienes fomentan la no pertenencia de la religión a la
política. A pesar de que saben que están peleando contra los
mismísimos derechos humanos, siguen tratando de imponer sus
tesis, menospreciando por lo tanto a las demás religiones.
Fundamentalismo es eso.
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