No me hablen de los misioneros (mi
respeto, aunque matizable) o de las monjitas entregadas, en
cuerpo y alma y hasta muchas veces sin Seguridad Social, a
la causa; la Iglesia, más que una madre, parece una
madrastra insensible, avariciosa y corrupta. Aquí en
Marruecos las monjas de Midelt, Ben Karrich o del antiguo
Hospital Militar de Tetuán se están ganando a pulso el cielo
(si es que existe). No, hablo de la institución eclesiástica
en sí, la Iglesia, esa empresa multinacional con patente de
corso y que desde su fundación, tras el Edicto de Milán
(313) bajo Constantino, perdió definitivamente la
oportunidad de ser un referente moral para nada.
La jerarquía católica española anda a la greña con el PSOE
por su oportunista nota de “orientación moral” cara a las
elecciones del 9 de marzo, reprochando al Presidente
Zapatero (ese “Pinocho” de la política que en cualquier país
serio habría dimitido tras mentir como lo que es: un felón y
un bellaco) su pacto con la organización terrorista ETA y
que, a juicio de la Iglesia y ahí estamos de acuerdo, lo
inhabilita moralmente como alternativa. Nada que objetar,
aunque me gustaría conocer la reflexión del obispo que el ex
Presidente Aznar autorizó para dialogar con la banda
terrorista si bien -maticemos- José María Aznar nunca pactó
nada como sí hizo Zapatero, ¡quién tuvo la caradura y el
atrevimiento de seguir dialogando después del atentado de la
T-4 en Barajas, como se vio obligado a reconocer
públicamente!.
En lo que a la Iglesia Católica española respecta, yo la
invito a pedir perdón por su historial criminal, por haber
contribuido a enfrentar fraticidamente a los españoles y por
permitir, mirando para otro lado, el nacimiento de ETA al
amparo de un seminario, cobijando hasta el presente a esos
asesinos del hacha y la serpiente en sacristías y llegando a
“comprender” sus crímenes con las oportunas homilías de
ciertos obispos. ¡Asqueroso!. ¿Y esta Iglesia Católica
española es la que se atreve a moralizar…? Desde el inicio
de los sesenta, fueron numerosos los curas y eclesiásticos
de la curia vasca que cambiaron la sotana y el crucifijo por
la metralleta y la bomba, amparando comandos o integrándose
en los mismos (la Iglesia tiene la lista: ¡que la publique!.
Veamos algunas pinceladas: el periódico “El Pensamiento
Navarro” fue volado por unos estudiantes del “Opus Dei”
alojados en el Colegio Mayor de Belagua; hasta seis curas
vascos y tres sacerdotes jesuitas colaboraron la fuga de un
etarra herido en Bilbao, Miquel Echevarría Iztueta,
escondiéndole de iglesia en iglesia, de convento en convento
hasta logar cruzar la frontera con Francia para
restablecerse de sus herida en el convento benedictino de
Toulouse; ¿qué les parece si hablamos de “Txiquia El
Cartuchos”, aquél monje benedictino llamado Eustakio
Mendizábal?.
Otro día les cuento los entresijos del “accidente” de
aviación del Boeing 727, estrellado contra el monte Oiz el
19 de febrero de 1985, uno de los mayores “éxitos” de ETA y
que no aun no ha sido reconocido oficialmente. En este
atentado murió el ex ministro Gregorio López Bravo. Al menos
un ex religioso dominico sabe bien de que hablo… Por cierto,
aquél mismo día ETA asesinaba en Madrid al Director del
Banco Central.
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