El desarrollo de procesos comunitarios no es algo nuevo y ya
existen casos pioneros en otras ciudades en las que la
experiencia conjunta de todos ha logrado encontrar
soluciones a los problemas. Este es el caso de los barrios
de Las Remudas y La Pardilla en Telde, un municipio de la
isla de Gran Canaria. Hace unos años, estas zonas no tenían
ningún tipo de relación a pesar de ser vecinas y mientras
una de ellas se configuraba como un centro residencial, la
otra era un polígono más humilde. Esto fue así hasta que la
Consejería de Bienestar Social del Gobierno canario puso en
marcha el proceso ‘El Patio’, encaminado al desarrollo
comunitario conjunto de estas poblaciones.
Antonio Santana es el responsable de ‘El Patio’. “Planteamos
que las situaciones sociales son multicausales, por lo que
hay que ver el problema como la punta del iceberg y tratar
de averiguar las causas” comenta Santana. Así, se propone a
los ciudadanos que quieran involucrarse en un proceso
participativo que de lugar al cambio y a la extinción del
problema. En el caso de Las Remudas y La Pardilla, una de
las principales preocupaciones era la conflictividad de la
juventud. Los medios de comunicación “comenzaron a
magnificar el problema y los chicos presumían de tener
conflictos con la policía porque así se sentían alguien”.
Inmediatamente, se puso en marcha este proceso, centrando la
atención en toda la comunidad y no sólo en los jóvenes,
generando actividades participativas con familias, niños y
todos los agentes sociales. El responsable de ‘El Patio’
afirma que “el trabajo está muy basado en lo que significa
educar y yo nunca le digo a un chico lo que tiene que hacer,
sino que establezco una relación de confianza en la que le
planteo qué hace y que no”.
Así, Santana alude a lo que el geógrafo suizo Christian
Reutlinger denomina ‘juventud invisible’, chicos que no van
al instituto, no pertenecen a ningún sistema informal o
formal pero que “están en las calles aunque para que las
administraciones no existan”. Así, los técnicos de ‘El
Patio’ comenzaron a trabajar en las calles relacionándose
con los jóvenes, haciendo actividades en las escuelas e
implicando a todo el barrio. El resultado ha sido claro. En
Las Remudas, la conflictividad en los centros educativos ha
descendido notablemente y de la alta tasa de chicos que
delinquían y salían para centros de medidas judiciales
“actualmente sólo hay uno interno”. No sólo eso, sino que
Santana asegura que “muchos de ellos se están formando
actualmente como educadores y ya trabajan con los niños, lo
que supone que estos también asuman otros referentes
distintos a los que tienen en el barrio”.
Pero detrás de todo esto hay un gran trabajo de toda la
comunidad. Así, Santana asegura que “primero se hizo una
investigación”. Posteriormente, se trabaja en equipo, de
forma que “todos los lunes por la mañana nos reunimos el
equipo y cada tres meses hacemos un encuentro comunitario
con todo el grupo de trabajo”. Este incluye a las
asociaciones, la Consejería y los ciudadanos.
Además, ‘El Patio’ trabaja en los centros educativos para
evitar el fracaso escolar. Santana explica que el equipo
trabaja basándose en la previsión básica, es decir que
“haciendo una serie de cosas no sólo se previene el fracaso,
sino otras cosas como la violencia”. El educador social se
remite a los datos, indicando que un joven un centro de
menores le cuesta a la Administración canaria unos 90.000
euros al año, mientras que un programa para trabajar en toda
una barriada cuesta 160.000 euros. De la misma forma, un
proyecto de medidas judiciales abiertas para 30 jóvenes
ronda los 260.000 euros. Por tanto, es evidente que es mucho
más barato prevenir, lo que hay que saber es cómo hacerlo y
tener voluntad política”. Por otro lado, Santana afirma que
el fracaso “no es del pibe, sino del sistema educativo que
no está atendiendo a sus necesidades”. El responsable de ‘El
Patio’ incide en que esto puede deberse a una falta de
afectividad, ya que “está demostrado que si hay una carencia
afectiva hasta los seis años, las neuronas no responden a la
misma velocidad”.
En cuanto a la posibilidad de desarrollar un proceso así en
Ceuta, Santana concluye que “un trabajo así, hecho con amor
y ganas, da resultado en cualquier sitio”, aunque incide en
que “los resultados seguramente no serán los mismos, pero lo
que está claro es que esta es la forma de trabajar para no
parchear los problemas toda la vida”.
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