Se nota que la gente tiene ganas
de diversión. Por doquier hay gente con tendencias
artísticas en cuanto a maquillaje se refiere, principalmente
los más pequeños, y ya andan ensayando formas y pinturas
corporales para lucirlas en los pasacalles carnavaleros.
Pero hoy no voy a escribir sobre un tema en el que la
Iglesia tiene puesto uno de sus múltiples ojos, en espera de
elevar una bula contra las carnestolendas. Hoy escribiré
sobre espías que no son de carne y hueso.
Como todos sabemos, las grandes potencias económicas lanzan
al espacio miles y miles de artilugios aeroespaciales para
espiar al vecino del quinto (del primero, segundo, tercero…
en fin, a todos) y si no es para defenderse de ellos, al
menos será para robarles sus inventos.
La noticia de que uno de esos artefactos metálicos y
mecánicos viene directamente a darnos un sopapo de órdago no
es una noticia tranquilizante. Aunque, como es de esperar,
creo que los estadounidenses tendrán maña para desviar la
trayectoria del satélite que cae hacia donde más les
convengan, tal vez en determinada zona de Irak o de
Afganistán.
Si tenemos en cuenta que el satélite, de 9.000 kilos de peso
y del tamaño de un autobús, contiene tantos secretos al ser
un satélite espía contendrá también mucho material altamente
peligroso para el ser humano y no hablemos para la
contaminación general.
Se cree que ese satélite caerá a finales de febrero o
principios de marzo, sin precisarse el lugar, y que el
impacto será formidable y si aún le quedan restos de ese
peligrosísimo combustible llamado “hydrazine”, la toxicidad
del mismo mataría al instante a quienes tocara, sólo tocar
ese combustible transparente, con olor a amoníaco, nos
mandarían al espacio celeste en forma de espíritu. Pero no
sólo es el combustible sino también el material en que está
construido, berilio, que es un metal ligero con un alto
grado de fusión y que es también altamente tóxico.
Como el satélite de marras caiga sobre cualquier punto de
España, cosa difícil pero no imposible, tal vez asistamos a
todo un acontecimiento catastrófico y mediático. Mediático
por parte del Gobierno de turno que tendrá que informar a la
población sobre ello. Si dice la verdad, bien, pero si hace
lo que hizo Fraga cuando las bombas atómicas de Palomares,
mal. Rematadamente mal.
Como muchos de Vds. recordarán, aquello de Palomares fue una
puesta en escena, del gobierno franquista, digno de figurar
en los anales de la Guinnes como la trola más estúpida
soltada por gobierno alguno. La payasada de Fraga bañándose
en la playa, distante más de 100 kms. del punto de impacto
de las bombas atómicas caídas desde los aviones americanos,
y luciendo un bañador Meyba que más parecía una tienda de
campaña con patas que otra cosa, dejó el nombre de España
tan ensuciado ante los organismos internacionales y demás
países que aún hoy en día no se puede olvidar.
Aquél incidente supuso la supremacía de los Estados Unidos
contra la soberanía de un país. La invasión de tropas
norteamericanas de la zona, donde cayeron las bombas, para
rastrearla y recoger sus preciosas “matahumanidad” fue una
vergonzosa sumisión de un régimen cobarde. Si hubieran
exigido el respeto debido a la soberanía del país, como
siempre nos han exigido a los españoles la obediencia a su
Movimiento, otro gallo nos cantaría en los ambientes
internacionales, además de que el país tendría conocimientos
atómicos por descubrimiento de secretos del ingenio. Pero
no, se hizo bien patente el recogimiento de orejas hacía
atrás y la colocación del rabo entre las piernas.
Como el autobús volador caiga sobre Irán será un pretexto
para que los EE.UU inicien una invasión en toda la regla,
que esperan desde hace mucho tiempo por el valor petrolífero
del país, so pena de que los iraníes se aprovechen del
carácter secreto de muchos de los aspectos del programa de
satélites espías norteamericanos.
De seguro que asistiremos a una hecatombe, aunque con
precedentes, lamentaremos eternamente.
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