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OPINIÓN - MARTES, 29 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Butifarra de huevo
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estaba comentando a mi mujer que nos hemos perdido sendas raciones de mejillones por no estar en la XIX Mejilloná del Auditorio del Recinto Ferial de Ceuta que da el tiro de salida a las fiestas carnavaleras, por encontrarnos lejos.

En compensación, y pensando en el traslado del Mercado a la Manzana del Revellín, hemos acudido a la fiesta que el gremio de Carniceros-Tocineros-Charcuteros de Barcelona celebra en las populares Ramblas, delante del típico y famoso mercado de la Boquería.

Se trata de una fiesta muy popular en Barcelona y bien es sabido que en ese tipo de fiestas se come mucho, se bebe mucho y se habla mucho o no es fiesta popular. Y esta fiesta popular está completada con más de 60.000 raciones de butifarra de huevo de las que imagino que el tragón de turno se lo querrá comer todo, su ración y la del vecino. Es muy probable que ese vecino, el que se lo quiere tomar todo, sea una persona muy enterada de este tipo de fiesta.

Si en Ceuta es la “Mejilloná”, en Catalunya es la “Botifarra d’Ou” que en su día fue el avance de una reivindicación que el General Franco, como toda gente peligrosa, prohibió: las carnestolendas o carnaval, pero los tocineros catalanes de siempre continuaron elaborando la butifarra de huevo.

Si bien al principio no era exactamente butifarra de huevo lo que se servía cuando el Carnaval llamaba a nuestra puerta, con el significado que toca aprovisionar en condiciones el estómago para no pasar penurias en la consiguiente Cuaresma, sino tortilla de patatas con butifarra -normalmente este combinado alimenticio se celebra en Catalunya el “Dijous Gras” (Jueves mantecoso) que también se denomina “Dijous Llarder” (Jueves lardero) y que se celebra en diferentes fechas, dependiendo de las comarcas catalanas. Típicamente se sirve después como postre la “coca de llardons”- resultando que, según cuenta la leyenda, el origen de la tortilla se remonta a las Guerras Carlistas cuando al general Zumalacárregui le dio por mezclar patatas y huevo que dio lugar a un plato que fue bien acogido por sus tropas y que posteriormente se hizo tan famoso que lo conocen hasta los maoríes esos de Nueva Zelanda. La butifarra de huevo no pasa de Cataluña, supongo.

Luego del yantar de la rica y típica butifarra de huevo, y guiados por la marea humana, nos encontramos en el Mercado de San Antonio, también de Barcelona, donde nos enteramos que sigue vigente el “Dijous Gras” y de lo que siempre se consume por éstas fechas: más tortillas y más butifarras de huevo… pero será el día 31 y, lamentablemente, en esa fecha estaremos de nuevo lejos del simpático mercado.

Escribiendo del mercado de San Antonio (Mercat de Sant Antoni) mientras saboreo un exquisito trozo de butifarra de huevo, me viene a la mente mis frecuentes visitas al mismo durante las mañanas de los domingos. El tradicional mercado de abastos se transforma en un mercado del libro; de los coleccionistas de todo tipo de colecciones; de los cambistas de tebeos y novelas; de… en resumen de todo aquello que normalmente hoy en día pasó a la historia.

Luego, en la ya mencionada tertulia, me entero de que un conocido mío, de los primeros tiempos de mi llegada a éstas tierras catalanas, ha fallecido recientemente. Era un hombre con el que compartía estancias en el golfo de Sant Jordi, allá por L’ Ampolla del Delta del Ebro, era compañero del camping del mismo nombre y disfrutábamos de jornadas enteras de mar y conversaciones. Otro amigo que se larga y otra familia que, como yo, siente la pérdida.

Estando así, acudo a la tertulia ahíto de butifarras de huevo, no era de esperar que el tabernero me ofreciera más de lo mismo. Lo mando a tomar por saco y me enfrasco en las noticias que el diario ofrece, mientras mis compañeros saborean el fuerte café y comentan teorías sobre el próximo partido del Barça. No tarda ni dos minutos en aparecer nuestro amigo el funcionario municipal que se encarga de las multas. Después de saludarme como corresponde, me felicita porque hasta ahora ninguno de mis coches han sido multados. No le digo nada de que ambos están en Ceuta desde hace meses y difícilmente podrían multarlos aquí.

Regreso a casa y mi mujer me dice que tenemos para cenar butifarra pero no de huevo… ¡joer! ¡estoy harto de butifarras! Y por no hacer una “butifarra”, apechugo.
 

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