Hemos leído que por parte del
presidente andaluz Sr. Chaves se ha ordenado la eliminación
de capillas y lugares de oración de los nuevos hospitales
andaluces. Parece ser que han llegado de nuevo las malas
relaciones de la Iglesia con el Estado si no con tanta
virulencia como en 1931 cuando se puso de manifiesto el
anticlericalismo con incendios de iglesias y conventos y la
limitación de todas las actividades cristianas, si con estas
medidas de supresión de símbolos y anulación, por otro lado,
de la enseñanza religiosa en las escuelas. Se quieren
eliminar, en una palabra, las enseñanzas que nos dejó el
carpintero de Nazaret, dos mil años después de su muerte,
que los cristianos postulamos con el Credo (llamado símbolo
de los Apóstoles) que recitamos para reafirmar nuestra fe en
el “Dios Padre todopoderoso creador del cielo y la tierra”.
Toda religión supone una serie de verdades que debemos creer
y sabemos que “la fe es un don de Dios al que libremente los
humanos damos el consentimiento de nuestra voluntad”. Y así
manifestamos nuestras creencias religiosas de muy diversas
formas: con representación en imágenes, romerías,
procesiones o con asistencia a cultos religiosos, la mayoría
de ellas muy arraigadas en el pueblo llano por lo que no
creemos que el Sr. Chaves, Presidente Andaluz, tenga la
suficiente fuerza, influencia o poder de convicción para
que, aun retirando los lugares de oración de los hospitales,
los andaluces se olviden de símbolos como la Virgen del
Rocío, la Macarena o el Jesús del Gran Poder, por poner unos
ejemplos. ¿Sería capaz el Sr. Chaves, nos preguntamos, de
manifestarse en contra de tan arraigadas devociones de un
pueblo que con su puesta en práctica solo pregona enseñar al
que no sabe; visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer
al hambriento o vestir al desnudo, por poner unos ejemplos?.
¿No sería mejor que tanto el presidente de Andalucía como su
Consejera de Salud, que ha arremetido contra los Obispos
andaluces por denunciar que el Gobierno de Chaves no quiere
incluir espacios para la oración en los nuevos hospitales de
la región, en vez de oponerse a la práctica religiosa de los
ciudadanos, se preocuparan de mejorar y ampliar las
instalaciones sanitarias, eliminar las largas listas de
espera, las camas instaladas en los pasillos de los
hospitales donde están ubicados enfermos terminales junto
con otros menos graves, donde se acumulan depósitos de
medicamentos o envases de estos productos ya inutilizados,
en una palabra, de hacer mas asequible la prestación
sanitaria del pueblo a través de nuevas y modernas
instalaciones y la ampliación de los centros sanitarios para
que no se den estas situaciones tan molestas y desagradables
tanto para el mismo enfermo como para sus familiares y
allegados?.
Existen, no obstante, devociones muy arraigadas y la fe en
Jesucristo y en la Iglesia seguirá llegando inquebrantable a
innumerables hogares andaluces que creen en ello y que, por
mucho interés que pongan las autoridades políticas en que
desaparezcan sus símbolos, imágenes o centros dedicados a la
oración, nunca conseguirán que los que “eligieron ir en pos
de El, hayan tomado su cruz y le siguen” (como diría
Mat.10-38) abandonen sus creencias, su amor, veneración o
fervor religioso por las decisiones oportunistas emanadas de
quienes, con ocasión de convocarse elecciones, piensan que
redundará en su beneficio la no inclusión de espacios para
el rezo en los hospitales de su región.
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