Con enorme emoción, por la
devoción sentida permanente a nuestra Legión, asistimos ayer
al definitivo adiós de la histórica V Bandera ‘Gonzalo de
Córdoba’ del II Tercio Duque de Alba. Después de ondear
durante 86 largos años, mandan replegar el guión que ha
sumado a lo largo de su historia dos cruces laureadas de San
Fernando, tres medallas militares y una cruz de guerra
francesa [entre las más significativas]. El emotivo acto en
García Aldave, en la mismísima cuna de La Legión, agrupó en
torno a la V Bandera a numeroso público entre los que se
encontraban quienes habían servido bajo su protección. Fue
una despedida militar, como se merecía. Ahora engrosará una
parte del Museo de La Legión para ser recordada por la
historia como la penúltima que dejó de servir en Ceuta y en
España. Todo se concentrará en la IV Bandera, en el
Serrallo, cerca de lo que será la Base Única. Pero no sólo
se nos marcha la V Bandera, del mismo modo el
acuartelamiento de García Aldave dejará de ser la ubicación
de La Legión [aunque por ser un emblemático lugar continuará
siendo escenario de actos legionarios]. Si Millán Astray
levantara la cabeza y viera su ‘Posición A’ vacía de
caballeros legionarios, problamente agarraría algunos de sus
míticos enfados al notarse herido en su alma.
La Legión ¿se moderniza? y reduce sus Banderas, ¿o se
procura mantener una organización más compacta y completa?.
Los diferentes planes de Defensa han ido arrinconando al
único cuerpo que ha sido capaz de representar a España con
arrojo, empuje, valentía, orgullo y honor en las
circunstancias más comprometidas en las que se encontró el
país en su responsabilidad con la comunidad internacional.
La Legión fue la primera unidad en acudir a conflictos en el
extranjero [Balcanes] y continúa siendo La Legión la que
abre permanentemente las sucesivas presencias españolas en
áreas conflictivas. Afganistán y Líbano son sólo dos
ejemplos. La máxima de que “España ordena y La Legión
obedece”, bien merecería un poco de más atención hacia La
Legión de quien ordena.
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