En la película Casablanca, única
película que se realizo sin guión, Bogart decía la celebre
frase: “siempre nos quedará París”. Aquí, en esta tierra
nuestra, cuando los populares no han conseguido el pacto con
la UDCE, pueden aprovechar la celebre frase de la película
y, ante esa negativa, decir:”siempre nos quedará Mizzian”. Y
es que, al parecer, Mizzian, vale lo mismo para un roto que
para un descocido. El problema que se les puede presentar a
los populares es que, Mizzían, diga que naranja de la china.
Si esa es su contestación, toda la estrategia preparada por
los cerebros grises del partido se irá al traste.
El trío formado por Chaib, Mizzian y Hakim, siempre han
mostrado su apoyo incondicional al Partido Popular, incluso
en los momentos de mayor dificultad, como fue la aparición
del GIL, donde rechazaron toda clase de ofertas, algunas
tentadoras, por parte del GIL, para seguir fieles en su
apoyo a los populares. Los tres escaños que consiguieron, de
haber aceptado cualquiera de las ofertas que le Gil les
ofrecía, le hubiese dado a ese partido la mayoría absoluta
sin necesidad de haber recurrido a la tránsfuga del PSOE.
Llegada la moción de censura que derrotó al GIL y llevó al
gobierno de la Ciudad al Partido Popular, el trío fue
perdiendo protagonismo, que fue en aumento en cuanto, Juan
Vivas, consiguió barrer en las elecciones con los diecinueve
diputados, hasta llegar a la desaparición del partido del
gobierno de la política local.
Hakim volvió a sus deberes como médico, olvidándose de la
política aunque en su mente, suponemos nosotros, igual nos
equivocamos, esté el deseo de volver a la misma con sus
compañeros de partido, tratando de recuperar, en las
próximas elecciones municipales, el terreno perdido.
Chaib ha encontrado acomodo en el equipo de gobierno, donde
puede conseguir algunos éxitos, pues su bien hacer le hacer
ser hombre imprescindible en algunos de los momentos en los
que, los populares, necesita su colaboración. Chaib es un
necesario elemento al que hay que saber aprovechar. Uno le
tiene un gran afecto a Chaib, al que considera un buen amigo
que, últimamente, por las razones que sean, igual las
entiendo, aunque me cuesta un enorme trabajo entenderlas, ha
dejado la efusividad con las que nos saludábamos por, a
veces, mirar hacia otro lado. Sin embargo, Chaib, mis manos
siguen tendidas a todos aquellos a los que considero mis
amigos y, tú, te encuentras entre ellos. En fin, cosas de la
vida, en la que cada uno debe seguir su camino.
Mizzian, no ha abandonado la política ni la abandonará,
luchará hasta el final, porque él se considera político, me
mostraba su felicidad por el cargo que, al parecer, le
habían prometido y desde donde, según él, podía hacer
grandes cosas. Estaba tan ilusionado, con sentirse útil a su
pueblo, que no paraba de mostrarme todas las ganas enormes
que tenía de ponerse a trabajar.
Las cosas, por las razones que sean, se torcieron y donde le
dijeron digo, después dijeron diego y, de lo prometido, no
hay nada de nada. Ahora, de nuevo, y tras el fracaso del
pacto vuelve a sonar Mizzian. Como la frase de la
película:”siempre nos quedará Mizzian”
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