Los estudiantes, el profesorado y la comunidad universitaria
de la Facultad de Educación y Humanidades vivieron ayer su
día grande celebrando la festividad de Santo Tomás de
Aquino. Toda la actividad lectiva se paró para honrar al
patrón y premiar por otro lado la labor de profesores y
alumnos. Durante toda la semana se vinieron celebrando
actividades organizadas por el decanato del centro pero el
colofón se puso ayer, en una jornada dominada por el
protocolo y la celebración.
Vestidos de gala, tanto alumnos como profesores, fueron
tomando posiciones en el salón de actos de la Facultad. Las
200 plazas de aforo de la instalación pronto se quedaron
pequeñas y muchos de los estudiantes optaron por seguir el
desarrollo del acto desde los pasillos.
La presencia de numerosas autoridades ponía de manifiesto
que ayer era un día especial. El rector magnífico de la
Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro,
encabezaba una comitiva de la que destacaban el presidente
de la Ciudad, Juan Vivas Lara, y el delegado del Gobierno en
Ceuta, Jenaro García-Arreciado. Todos estuvieron arropados
por el decano de la Facultad, Javier González.
La celebración de Santo Tomás es, por protocolo y por
emoción, sólo comparable a la ceremonia de graduación para
un alumno. Salvo por el hecho de tener que protagonizar una
despedida, no era ayer el caso, el resto de ingredientes
estuvieron sobre la mesa en la jornada del 24 de enero. Los
casi 140 alumnos que permanecieron sentados el transcurso de
los actos programados aguantaron el protocolo ansiosos por
ver a los distinguidos por la Dirección de la Facultad. La
secretaria de la institución entregó un premio a los alumnos
con los diez mejores expedientes del curso anterior.
Asimismo, se aprovechó la oportunidad para imponer las becas
a profesores y a alumnos. También se otorgaron los trofeos a
los equipos ganadores de las competiciones deportivas
organizadas.
El catedrático de Tecnología de la Universidad de Granada,
Alberto Prieto, puso la nota de color a la jornada al
“agradecer su presencia a todas las autoridades de Melilla”.
Un lapsus que introdujo nerviosismo para el autor y sonrisas
para los presentes.
Por lo demás, la secretaria de la Facultad leyó la memoria
del curso académico que tuvo un cierre algo reivindicativo
al poner de manifiesto algunas de las carencias
estructurales y de recursos humanos del centro.
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