Estoy ricamente tumbado en el
cómodo sofá de mi casa leyendo los pilares esos de la
tierra, del escritor británico Ken Follet, contenida en un
volumen de… ¡mil trescientas páginas! ¡joer!
Es que estoy recuperando fuerzas del batacazo motero que me
pegué y como la caja tonta ofrece unos programas tan tontos,
espantosas telenovelas latinoamericanas, no me queda otro
remedio que tirar de lectura. No está mal la novela
histórica de la Inglaterra del siglo XII y lo que resalto es
la recreación de un viaje a Santiago de Compostela.
Hablando de Santiago de Compostela, que creo que está por
Galicia ¿no?, pues cerca de allí está comenzando a organizar
una carnicería.
Muchos de nosotros, cuando éramos más jóvenes, leíamos
novelas en las que el protagonista era un caballero español
residente en la California recién ocupada por los Estados
Unidos, don César de Echagüe, que hacía una doble vida
convirtiéndose en El Coyote. Este personaje fue creado por
el barcelonés José Mallorquí Figuerola (1913-1972), cuyo
padre lo abandonó nada más que nacer y ello influyó en su
carácter tímido y soñador. Nunca estuvo en California.
Algunas informaciones aseguran que El Coyote fue escrito
basándose, el autor, en la serie del escritor norteamericano
Arthur Johnston McCulley (1883-1958) “El Zorro” ambientada
asimismo en California pero con cierto aire de emparedado
patriota USA.
Ignoro porqué he sacado a colación éstos personajes de éstos
autores que no tienen nada que ver con el fondo de la
cuestión de éste artículo. Tal vez sea por la cacofonía de
la palabra zorro en la carnicería sobre la que me he
referido en el corto párrafo que contiene Santiago de
Compostela.
Bien, sabemos que se va a organizar la V Copa de España de
caza del zorro en la provincia de Orense y ello conlleva que
veremos, al final de la misma, una auténtica escabechina
entre la población zorrera española. No es, desde luego, una
especie de zorreo carpetovetónico. No se trata de la caza
del zorro para zorrear –frecuentar el trato carnal con
rameras, aunque de todo puede haber- sino para matar a esos
pequeños e inteligentes animales de vistosa cola, mamífero
placentario cánido de la tribu de los “Vulpes vulpes” (sus
primos los “Vulpes fulva” están en América, trabajando en
Hollywood).
Las asociaciones ecologistas están que trinan con ésta V
Copa y más aún contra el presidente de la Federación gallega
de Caza, José María Gómez, al que acusan de mentir
descaradamente con su afirmación de que hay zorros en
abundancia y que los planes de ordenación aconsejan
cazarlos.
El sistema que utilizarán es el de batida, que sólo se
realiza en la Comunidad gallega, y se presentarán 89
cuadrillas de 9 hombres cada una. Se supone que cazarán
entre 50 y 70 zorros, aunque dado el número de escopetas,
¡¡801!!, no creo que baje de esa cifra. Tal vez se duplique.
Y si de paso, dado el número de disparos por cada escopeta,
¡¡1602!!, en una descarga no creo que nadie salga ileso de
un perdigón extraviado.
Esto implica que las medidas de seguridad serán severas ¿no?
de lo contrario tendríamos que contabilizar zorros que no
pertenecen a las familias de esos animales, sino de otros.
Sabiendo como sabemos que los zorros viven, en libertad
total, unos dos o tres años (aunque excepcionalmente pueden
alcanzar los diez años, sobre todo en cautividad), no puedo
aceptar como artículo de fe la declaración del presidente
gallego de Caza en el sentido que hay abundancia de estos
animales y que para nada es una especie en declive.
¡Hombre!, si dijera lo contrario su federación tendría que
buscar otras perspectivas de caza… ¿por qué no comienzan a
cazar ratas? Éstas si que son una plaga inextinguible, por
lo tanto la excusa de que hay un exceso de zorros es falsa.
Si habrá un exceso de “zorros”.
Lo malo de todo este embrollo, con el Seprona al fondo, es
que algunos cazadores disparan al aire cuando ven a los
ecologistas… por la ley de gravedad nadie está libre del
riesgo de recibir los perdigones en toda la coronilla.
Deberían prohibir estos métodos para asustar, que por otro
lado no asustan, a quienes tienen derecho a protestar. Si
recordamos que en la IV Copa se saldó con 63 piezas cobradas
por los cazadores participantes y cuatro denuncias de
ecologistas y de la Guardia Civil, no creo que ésta edición
del próximo domingo salga de rositas.
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