Un amigo mío, militante del
Partido Popular, me ha parado para comentarme lo que,
servidor, había escrito el otro día sobre Ruiz Gallardón y
mi creencia, total y absoluta, de que el alcalde de Madrid
no iba a tirar la toalla teniendo en sus manos la última
jugada ganadora. Además tenía el pleno convencimiento de que
admiraba a Gallardón. Y ahí, en esa aseveración, no se
equivocaba. Es cierto que siento cierta admiración por el
alcalde de Madrid, a quien considero un gran político digno
de destacar ante tanta mediocridad como existe en política,
salvo honrosas excepciones.
Porque sigo insistiendo, mientras no se me demuestre lo
contrario, que con la llegada de la democracia nacieron
políticos como nacen los pollos de granja, sin tener ni…idea
de lo que es la política. Algunos llegaron a la política y
vivieron de ella, aprovechando el analfabetismo político del
pueblo que, hasta llegó a votarle porque le regalaron una
sartén o un paraguas. Hoy día, para desgracia de los
pueblos, quedan mucho de esos politiquillos del tres al
cuarto, que siguen viviendo a costa de la política.
El día que desaparezcan todos estos personajillos del mundo
de la política, cosa que no tardará en pasar porque los
pueblos son cada día más inteligentes, habremos dado un paso
de gigante para acercarnos a una verdadera democracia con
políticos de verdad. Quizás se esa una de las causas por las
que admiro al alcalde de Madrid, porque es un político de
verdad.
El hombre se me enfada porque me dice que, a pesar de mí
opinión, Rajoy ha hecho lo que tenia que hacer y en el
momento en que lo tenía que hacer.
Todas las opiniones, querido amigo son igualmente de
respetables. Yo, por supuesto respeto la tuya que, además,
me parece perfecta en un afiliado del partido. Por supuesto
no la comparto y sigo insistiendo que la decisión de Rajoy
ha sido realizada fuera de tiempo y en los momentos más
inoportunos para los populares. Pero como al menda, dejando
a un lado mí particular, personal e intransferible opinión
sobre el asunto, esto me trae sin cuidado. No es mí problema
es el problema de tu partido, al cual no pertenezco.
No entiendes o no quieres entender, que toda la problemática
que se ha levantado con el asunto, del alcalde de Madrid, es
algo que ni me ocupa ni me preocupa, pero creo como español,
viviendo en un estado de derecho, sabiendo mis derechos y
mis obligaciones, tengo todo el derecho del mundo a opinar
lo que me venga en ganas, te guste o te deje de gustar mí
opinión.
Nada me lleva a tener que defender ninguna de las posturas
adoptadas por tu partido, al que nada he pedido ni nada me
ha aportado. O sea, con claridad meridiana, para entrarnos
todos que no os debo nada de nada ni, por supuesto, soy
ningún estomago agradecido para tener que prestaros mí
apoyo.
Por todo esto, con tu permiso, me ratifico en todo cuanto he
escrito sobre Gallardón y sobre lo inoportuno que ha estado,
Rajoy, anunciando a destiempo la no incorporación, en las
listas de los populares al Congreso, a uno de los políticos
más válidos que tenéis los populares a nivel nacional. ¿O
no?
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