Mas de uno de mis lectores,
correrá raudo y veloz a ver que ha pasado en la nieve, con
un Sargento y otros se estarán frotando las manos, que nada
mas querian escribir del Perejil,de la Guardia Civil, de la
UIR y de que le salga algo mal a alguna de sus unidades.
Cuantos articulos se han perdido por ahí cuando yo intentaba
hablar algo bueno de los mencionados anteriormente. Hace
unos años me comentó un Coronel en una charla amena,
referente a las dotes de mando y a eso de cómo manejar la
mano izquierda, y lo que se me quedó fue eso de traerme el
peor soldado que haya por ahí, que yo lo arreglo, en el buen
sentido de la palabra y se hace un hombre de provecho.
De este fragmento he pasado estos dias de fiesta al recuerdo
de una historia en la nieve de Kosovo, en una misión
humanitaria, que se pasa del frio a la nieve, un suboficial
se encontró con un subordinado suyo, los Sargentos siempre
están en contacto directo con la marineria y la tropa, y se
sabe al dedillo del animo y de la condición de sus soldados,
en el frio del momento, el suboficial preguntó al soldado,
por fulano de tal, el soldado le contestó, fulano estuvo
destinado en tal sitio y ascendió para esto, y ahora está en
lo otro,etc. El Sargento se alegró y le dio recuerdos para
cuando lo viera el soldado.
El trasfondo de la vivencia es, que fulano de tal en el
periodo de instrucción, tuvo un momento triste y duro, un
asunto familiar, y dejaba la instrucción, o sea el Ejercito,
se habia amargado y estaba tambaleado moralmente, el
Sargento lo agarró aparte y le dijo vete a Ceuta a tu
tierra, te pegas cuatro dias y te lo piensas y aclarate las
ideas, a los cuatro dias volvió a su instrucción, El
Ejercito y España no perdieron un Soldado,. Asi lo dice el
articulo 73 de las Reales Ordenanzas, Sentirse responsable
de la moral,instrucción y adiestramiento de la Unidad a la
que pertenece, de su buen funcionamiento y del cumplimiento
de las ordenes recibidas, asi como DEL CUIDADO DE SUS
SUBORDINADOS.
En la nieve de alguna zona de conflicto, un Sargento bajo la
nieve, se acordó de lo que parecia un soldado perdido y se
alegraron de que fuera un hombre de porvenir para el
Ejercito y para España.
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