Miro mi cuenta corriente y
experimento un escalofrío que recorre mi columna vertebral
hasta la coronilla, de paso me va poniendo los pelos de
punta, pelos de la cabeza se entiende porque en la espalda
no tengo. De momento no siento que el estómago me juegue una
pasada, como se siente cuando algo malísimo ocurre. Por
suerte, hace tiempo que vendí mi paquete de acciones justo
cuando cogí la jubilación parcial. Había seguido una
corazonada cuando el petróleo comenzaba a escalar los
precios.
Algo malo está pasando en la economía mundial para que todos
los responsables económicos anden soltando tufos podridos
parecidos a los que soltaron durante la tristemente célebre
recesión estadounidense de 1929.
Si todo un Fondo Monetario Internacional anuncia que la
economía mundial está en una seria situación, es como para
echarse a temblar y si los ministros de Finanzas de la Unión
Europea están preocupados… ¿cómo de preocupados estarán los
inversores en Bolsa?
Al desplome de las Bolsas mundiales, con caídas superiores
al 5%, se le une la caída del Ibex-35 español, sobre el 7%,
en una situación económica que resulta bastante preocupante
y que significa la volatilidad de los mercados financieros
que han encontrado un bache que les está produciendo unas
turbulencias sobre las que habrá que tomar medidas seguras
pero no conclusiones exageradas ni permanentes.
La pronunciada desaceleración puede incluir una recesión en
los Estados Unidos, referente mundial de la economía
financiera, aunque los fundamentales en Europa sean sólidos
la volatilidad de los mercados incluye malas noticias.
Aunque la economía europea no dependa de los Estados Unidos,
tanto como en el pasado, puede verse afectada por el devenir
de los acontecimientos del país de las barras y estrellas.
El hundimiento del índice de futuros de acciones
estadounidenses han arrastrado al desplome a los mercados
bursátiles asiáticos y el pánico se está extendiendo por el
temor a una recesión y ello produce una ansía por vender ya
que nadie sabe lo que va a pasar en la Bolsa de Nueva York
al estar cerrada hoy, por el lunes, principalmente porque
los precios de metales industriales se han desplomado y el
petróleo se aleja bastante de su reciente récord.
El plan, que el presidente de los Estados Unidos anunció el
pasado viernes, para reactivar la economía no será
suficiente para evitar la recesión que se avecina ya que los
mercados financieros no reaccionaron positivamente y ello
demuestra que los americanos se están volviendo demasiados
centrados en los riesgos e intentan protegerse mediante la
política monetaria.
Cambiando de tercio, la decisión del Tribunal Supremo de
estimar el recurso de casación del sindicato Manos Limpias
contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del
País Vasco que absolvió al ex presidente del parlamento
vasco, Juan María Atutxa, por no disolver Sozialista
Abertzaleak (SA) tras la ilegalización de Batasuna, parece
más bien una intromisión más en la política nacional, en
éste caso de Comunidad autónoma, que la intervención de la
Justicia en asuntos delictivos.
No se entiende que el Tribunal Supremo juegue a dos bandas
cuando existe un precedente muy importante emanado del
mismo: el caso Botín. La misma sala del Supremo que acepta
el recurso de Manos Limpias argumentó en el “caso Botín” –la
Audiencia Nacional, refrendado por la propia sala del TS,
había negado abrir juicio contra Emilio Botín (Banco de
Santander) y otros directivos en el caso de las cesiones de
créditos- que la celebración de un juicio instado únicamente
por la acusación popular, contraviene la legalidad procesal.
Esto parece ser que el TS puede cambiar a su antojo las
apreciaciones legales de las causas y medir con distinto
rasero las mismas, lo que genera una especie de desconcierto
y desconfianza hacia la Justicia, cuando se trata de hacer
hincapié en decisiones políticas afectadas por las tesis del
terror (de terrorismo) de cualquier manera. No se comprende
esta actitud, menos aún cuando no existen perjudicados
directos del supuesto delito, hasta el propio fiscal se puso
de parte de la defensa, además la no aplicación de la
resolución del Tribunal sobre la disolución de SA, por parte
de la Mesa del Parlamento vasco, no supone ninguna conducta
delictiva y la denuncia de Manos Limpias supuso no sólo una
infracción procesal, sino la vulneración de los derechos
fundamentales de los miembros de la Mesa parlamentaria. Esto
sienta un precedente muy peligroso para la armonía política
del país.
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