Cada vez más está sucediendo que
lo que debiera ser un deporte y, al mismo tiempo
espectáculo, se ha convertido en un negocio millonario, con
todas sus consecuencias, en las categorías superiores y en
un lugar en el que la vergüenza brilla por su ausencia, en
categorías inferiores, con demasiada frecuencia.
Que, cuando hay en juego grandes capitales, haya quien ( por
aquello de que el fin justifica los medios) utiliza métodos
más propios de otras actividades que del deporte, nos parece
vergonzoso y digno de ser enjuiciado con la dureza más
grande que se pueda utilizar, no sólo en el deporte, sino
también en la vida diaria.
Pero que en una simple categoría de juveniles locales, en la
que no hay ni el atractivo de poder viajar y conocer otros
lugares, un chaval de 16, 17 o 18 años, por haber visto una
cartulina roja, seguramente que merecida por algo
antideportivo que hubiera hecho, trate de emprenderla a
palos con un árbitro o con un auxiliar, me parece lo más
humillante, para con la categoría arbitral y para el propio
fútbol, con lo que ese chaval, sea el que sea, difícilmente,
puede tener sitio en un rectángulo de juego.
En todas las partes sucede, eso es cierto, por desgracia,
pero en Ceuta hay temporadas en las que actos de este tipo
se dan con demasiada frecuencia.
El pasado domingo en el José Martínez “Pirri” se jugaba el
encuentro Natación Ceuta – A.D.Ceuta, de la liga provincial
de juveniles. En esos momentos, a falta de 15 minutos para
el final la AD Ceuta perdía por 2-0 ( lo de menos es el
resultado) y un jugador de la AD Ceuta expulsado por el
árbitro trató de agredir al auxiliar, tras arrancar un
banderín de corner.
El hecho no debiera de ser comentado, si no fuera porque
todos estos acontecimientos hay que desterrarlos de una vez
por todas.
El alboroto que se organizó fue grande, hasta el punto de
haber tenido que intervenir la policía local.
Faltaba un cuarto de hora para el final del encuentro y el
entrenador de la AD Ceuta decidió retirar el equipo. Veremos
hasta donde ha llegado.
Mal lo del chaval, que con buena voluntad alguien, no yo,
podría tratar de justificar, pero que el propio técnico
retire el equipo es algo que la directiva de ese club, debe
ser filial del primer equipo de Ceuta, deberá decir la
última palabra, si es que ahí, que debe haberla, hay
seriedad.
Y ahora, si es que además no hay otra sanción fuera de lo
deportivo, el Comité de Competición de la Federación de
Fútbol de Ceuta tendrá que decidir sobre varios puntos:
Primero sobre la resolución del partido y a continuación
sobre la sanción al jugador.
El partido a falta de 15 minutos para el final ya está
prácticamente decidido y el chaval, y bien que lo sentimos,
va a tener, ya lo anticipamos, la máxima sanción que se
puede imponer en estos casos, con lo que en un par de
temporadas, si no más, no tendrá ficha para poder jugar.
Como aquí se tratará de justificar todo, alguien habrá que
ponga la vista en el árbitro, y por mucho que se haya
equivocado, si se equivocó el colegiado, no hay razón para
montar esa algarada.
Mano dura en el Comité de Competición es seguro que habrá,
lo que no sabemos es como tratará el asunto la directiva del
club.
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