Yo les pondría un 10, pero va a parecer que se lo pongo
porque me han obligado, ponles un ocho alto mejor”, decía el
presidente de la barriada de Los Rosales, Federico Gaona.
Precisamente, en esta barriada se ha invertido un mes de
limpieza para los saltamontes, cuando lo habitual es dedicar
dos días y medio en cada barriada. Ahmed Elkharraz ‘Teide’,
el encargado de conducir la furgoneta pequeña de la brigada,
comenta: “Me hace mucha gracia ese nombre, saltamontes, he
oído por ahí que nos llaman así, porque arrasamos con todo”.
Este cuerpo de saltamontes humanos trabaja desde hace cuatro
meses al servicio de la Ciudad y gestionados a través de la
Federación Provincial de Asociaciones Vecinales (FPAV).
“Paco es el que está al pie de la obra”, advierte Juan
Jiménez, vicepresidente de la FPAV. Ayer, en la carretera
N-352, en la periferia de la barriada monte Hacho, tanto
Juan como Paco seguían de cerca la obra y se preocupaban
porque sus hombres no molestaran al tráfico. Van vestidos
con trajes verdes, rozando el verde ‘caqui’, y es posible
que los vean actuando en zonas de difícil acceso, quitando
ramajos, lavadoras, neumáticos o colchones. “Actuamos en
barriadas”, apostilla Jiménez, “de las zonas exteriores y de
las vaguadas de la costa se ocupan otras brigadas”, agrega.
Las Brigadas Verdes recuerdan a los organismos ‘comebasuras’
de la serie de dibujos animados ‘Érase una vez la vida’,
cuando, después de que los anticuerpos acabaran con los
virus, se dedicaban a recoger los escombros. Esto mismo
sucede con los humanos, cuando, satisfaciendo necesidades
diarias, eliminan los restos desconsideradamente. En esto
consiste la misión de los saltamontes: recogen desbrozos,
malas hierbas, cualquier elemento que estropee la calidad de
vida del vecino o la calidad ambiental de la ciudad
autónoma, a la cabeza de las ciudades más limpias de España.
La Brigada Verde es un equipo compuesto por cerca de 60
personas, que se reparten en grupos de entre 13 y 15. Actúan
de manera silenciosa y causando las mínimas molestias. “Era
algo que necesitaba Ceuta”, asegura Teide.
Así lo ve la Ciudad también, aunque el presupuesto destinado
a este cuerpo no es todo lo grande que se pretendería, una
de las causas por las que los sindicatos han intervenido en
el último mes, reclamando mejoras salariales para los
operarios. Sin embargo, la explicación que ofrece Jiménez
disipa las dudas. “Tenemos algo más de 1.700.000 euros para
financiar a las Brigadas y si tenemos que pagarles más nos
veremos obligados a rebajar el número de horas de trabajo
(de 8:00 a 15:00 los días laborables, excepto los viernes,
de 8:00 a 12:00) o, en su caso, recortar meses, porque no
podremos actuar todo el año, que es para lo que se ha
destinado este presupuesto, que debe durarnos hasta el 31 de
diciembre”, desarrolló Jiménez.
Es tanto el ajuste de cinturón por parte de la FPAV para
gestionar este asunto que, la última adquisición conseguida,
un camión contenedor, ha costado menos de la mitad de su
precio original, siendo de segunda mano y viniendo desde
Madrid. Se calcula que el espacio de escombros recogido en
un día asciende a los cerca de 50 metros cúbicos (cada metro
cúbico equivale a mil litros). Además de esta última
adquisición, las Brigadas poseen una furgoneta conducida por
Teide. La furgoneta posee capacidad para almacenar alrededor
de un metro cúbico de escombros y ronda diariamente las 10
rotaciones. El camión consigue meter cuatro metros cúbicos
de basura y hace casi las mismas rotaciones que la
furgoneta.
Además, las Birgadas disponen del material necesario para
realizar sus tareas: cascos, gafas, arneses, rastrillos,
carretillas... Son tantas las ganas que tienen los
trabajadores por hacerlo bien que, a veces, cometen
imprudencias al actuar sin protección. Los operarios son
personas desempleadas de las barriadas que han conseguido un
puesto de trabajo y desarrollan su labor con un esmero
insobornable. No tienen reparos en desempeñar ninguna
actividad. Como comenta Gaona, presidente de Los Rosales,
“les pedí que me podaran unos árboles que llevaba reclamando
tres años y me lo hicieron, además, muy bien”. Aparte de
esto, plantan árboles limoneros, naranjos y palmeras “pero
de limones buenos, no agrios”, señala Jiménez.
Con los escombros también se tiene un excesivo cuidado y,
aunque casi siempre se topan con excrementos de perros, lo
más odiado para ellos, reparten los desechos para
destinarlos al lugar adecuado. Así, las maderas y el
desbroce van a al llano del puerto que se está rellenando;
el hierro, a Benzú; y las malas hierbas, a la planta de
residuos. En cuanto a las curiosidades, lo peor que les pasó
fue en Bermúdez Soriano, “al quitar los escombros de un
particular salieron miles de cucarachas que se les metieron
a los operarios por los uniformes”
Actualmente, la Brigada se distribuye en las barriadas de
Monte Hacho, Juan XXIII, Manzanera y el Mixto. Si los ven
por ahí, tengan cuidado, respétenlos y piensen que son
saltamontes... saltamontes buenos.
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