El periodista destacado en Rabat, Pedro Canales, para el
diario digital dirigido por el ex director de La Razón,
Joaquín Vila, ha desvelado, por fuentes próximas al gobierno
marroquí, lo que habría previsto para solucionar el
“problema” de Ceuta y Melilla y alcanzar la ‘cosoberanía’ de
ambas ciudades autónomas a medio y largo plazo mediante una
‘hoja de ruta’ en la que se trabajaría a partir del 9 de
marzo.
El presidente Rodríguez Zapatero tendría decidido abrir
negociaciones con Mohamed VI para diseñar el futuro de Ceuta
y Melilla en el caso de ganar las elecciones del 9 de marzo,
informa en su edición del lunes, el periodista Pedro Canales
desde Rabat para el diario digital presidido por Luis María
Ansón y dirigido por Joaquín Vila, ‘El Imparcial’. Canales
afirma que según le han asegurado fuentes marroquíes
cercanas al Palacio Real la estrategia diseñada por Zapatero
estaría motivada por dos cuestiones cruciales: garantizar la
permanencia y los intereses de los españoles residentes en
ambas ciudades, y resolver definitivamente un “problema” que
arrastran los diferentes gobiernos desde el comienzo de la
Transición democrática hace 30 años.
La abrupta respuesta de Marruecos a la visita de los Reyes a
Ceuta y Melilla, con la llamada a consultas de su embajador,
demuestra, a juicio de fuentes diplomáticas españolas con
experiencia en los entresijos de las relaciones entre Madrid
y Rabat, que “el colchón de intereses económicos y
diplomáticos creados por España no ha servido para congelar
las reivindicaciones de la monarquía alauí sobre ambas
ciudades de soberanía española”, señala el periodista.
La idea de resucitar la “célula de reflexión” propuesta por
Hassan II en la década de los 90 y bien vista por el
entonces Presidente Felipe González, ya está en marcha. Se
trata de un plan que se ha venido gestando desde que el PSOE
ganó las elecciones en marzo de 2004 y Rodríguez Zapatero
llegó a La Moncloa. Uno de los primeros pasos en esta
dirección lo dio el presidente del Gobierno cuando, aun
Secretario general del PSOE, nombró a dos diplomáticos para
reforzar al entonces responsable de Relaciones Exteriores
del Partido Socialista, Manuel Marín.
La designación para esta misión de Miguel Angel Moratinos y
de Máximo Cajal, fue acogida con evidente satisfacción por
Rabat. No sólo porque se hizo en plena crisis
hispano-marroquí por la decidida intervención del presidente
Aznar en Perejil, sino porque ambos diplomáticos eran
considerados en el Palacio Real alauí como “excelentes
amigos” de Marruecos.
El primero desde los años en los que estuvo destinado en la
representación diplomática española en Rabat, y el segundo
cuando publicó su libro “Ceuta, Melilla, Olivenza y
Gibraltar, ¿dónde acaba España?” (editorial Siglo XXI,
2003), en el que se mostraba partidario de las tesis
marroquíes.
El entorno de Mohamed VI entendió que el mensaje de Zapatero
era claro: “cuando llegue el momento, hablaremos de Ceuta y
Melilla”. Y Rabat tomo buena nota de las palabras de Cajal
cuando escribía: “hay que remediar una situación que me
parece básicamente injusta. Una situación colonial que es
una afrenta a Marruecos y un elemento de desasosiego y mala
conciencia nacional para España, que se agita en cuanto se
menciona el tema. Hay que reintegrar la integridad
territorial a Marruecos”.
La “solución” que proponía el embajador Cajal era, ni mas ni
menos, que ‘devolver’ las dos ciudades a “su dueño legítimo,
que es el Reino de Marruecos” en un plazo de 20 años.
La astucia de Marruecos para arrinconar a Zapatero y ponerle
ante la obligatoria disyuntiva de relanzar la “célula de
reflexión”, ha sido la de recordar, en todos los foros que
ha podido, así como en los medios de prensa especializados y
en trabajos académicos, que las voces que en España han
pedido que se negocie la restitución de las dos ciudades,
vienen desde el momento mismo de la Transición política, e
incluso antes.
El PSOE ya lo incluyó en su programa
En sus memorias, Jorge Vestrynge señala (pág.0) que “en el
Libro Blanco para la Reforma Democrática elaborado por Godsa,
en un capítulo dedicado a la política exterior, la comisión
ad hoc preconizaba el retorno de Ceuta y Melilla a
Maruecos”. Rabat también se ha preocupado por recordar que
en el programa electoral diseñado por Alfonso Guerra para
las elecciones de 1982, en las que el PSOE ganó por mayoría
absoluta, se contemplaba la negociación entre España y
Marruecos sobre Ceuta y Melilla. El entonces número dos
socialista estimaba que el crecimiento demográfico de los
musulmanes de las dos ciudades, superior al de los
españoles, traería la solución por si misma.
El Palacio Real alauí ha diseñado una “hoja de ruta” de las
negociaciones que quiere emprender con España una vez que
Rodríguez Zapatero ganase las elecciones. Dicho documento
[del que nos informa Pedro Canales de El Informal], se marca
como objetivo la creación de una “comisión técnica”
bilateral que solucione los problemas económicos y sociales
en los entornos de ambas ciudades, antes de abordar la
“negociacion política” para la que Rabat preconiza, entre
otras alternativas, la “cosoberanía hispano-marroquí” de
Ceuta y Melilla. Esta fórmula permitiría a Mohamed VI
plantar junto a la española la bandera del reino en las dos
ciudades y los Peñones de Alhucemas, Vélez de la Gomera y
las Islas Chafarinas, y aprovecharse de las ventajas
económicas y fiscales que la UE otorga a las dos ciudades.
De ahí que el aparato de poder marroquí haya decidido
apostar por la continuidad de Rodriguez Zapatero al frente
del poder.
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