Fin de semana apacible, tiempo
cambiante como el humor de un mal día que por suerte no
ocurre hoy. Noticias plausibles dentro del contexto general
de las mismas, con la única excepción de la postura de la
fumadora Esperanza Aguirre, contenta de remachar el clavo.
Hoy, por el sábado, la Sociedad de Jesús (““Societas Iesus””),
más conocida por la Compañía de Jesús, acaba de elegir a su
nuevo Superior General de la Orden y no podía ser otro que
el español Adolfo Nicolás, y por mayoría absoluta.
El padre Nicolás sustituye a Peter-Hans Kolvenbach, que
renunció por razones de edad y tras 25 años de servicio.
Adolfo Nicolás se convierte en el 30º sucesor de Ignacio de
Loyola y ocupará el cargo de manera vitalicia, aunque las
normas de la “Societas Iesus” contemplan la posibilidad de
renunciar.
El Papa Negro de los tres votos forzados: obediencia,
pobreza y castidad; llega en un momento en que los jesuitas
se encuentran en los campos más diversos de nuestro mundo,
adaptándose a las nuevas necesidades de la sociedad y a los
retos que estas plantean. Todas estas acciones las
desarrolla a través del trabajo de los jesuitas y de miles
de laicos que comparten su misma espiritualidad. Así la
Compañía trabaja en la acción social, la Educación, el
ámbito intelectual, el servicio a parroquias y comunidades
cristianas, los medios de comunicación social y todo ello
cimentado en la llamada “espiritualidad” ignaciana.
La formación de Adolfo Nicolás, como la de todos los
integrantes de la Orden, empieza en una larga y dura etapa
con el noviciado y continúa con un proceso de formación
intelectual sólida que incluye el estudio de Humanidades,
Filosofía y Teología.
Los “jesuitas”, que así se conoce a los miembros de esta
congregación religiosa, trabajan por la evangelización del
mundo, en defensa de la fe y la promoción de la justicia, en
permanente diálogo cultural e interreligioso. La finalidad
de esta Compañía es “la perfección cristiana, propia y
ajena, para gloria y servicio de Dios”.
Adolfo Nicolás es un hombre muy erudito, desarrolló estudios
por Europa y tiene una larga experiencia en Asia y su
elección es una auténtica sorpresa porque no contaba en los
ambientes de la curia vaticana.
Es el quinto español que asume el generalato de la sociedad,
tras él estuvieron: el fundador Ignacio de Loyola
(1541-1556); el también fundador Diego Laínez (1513-1565);
Francisco de Borja y Trastamara (1510-1572); Luís Martín
(época de su generalato 1892-1906, se desconocen más datos)
y Pedro Arrupe (1907-1991).
La mayoría de los Superiores Generales de la “Societas Iesus”
fueron italianos.
Se conoce como Papa Negro por el poder e influencia que
tiene y por el color del hábito de la “Societas Iesus”. Casi
muchos de los anteriores Superiores Generales del inicio de
la Orden fueron antes militares que religiosos y la larga
lista de ellos implicaría muchas páginas de éste diario y un
largo y pormenorizado estudio de cada uno de ellos.
Muchos de los jesuitas que he conocido lo han sido en la
Universidad de Deusto y la misión que han desarrollado
siempre ha sido al servicio de la persona y de la sociedad
con su contribución a la ciencia y a la cultura sin
instrumentalizarlas. Con fuerte incidencia en la dinámica
del diálogo con responsables y agentes religiosos,
culturales y sociales de los que dependen los valores
fundamentales de la paz, la justicia, la armonía, los
derechos humanos y el respeto entre creyentes y no
creyentes.
El recién elegido Papa Negro, Adolfo Nicolás, deja atrás un
largo reguero de experiencia y trabajo desde la lejana Tokio
(Japón) en que era el Escolástico de la capital nipona y
después fue el presidente de la conferencia de Provinciales
de Asia Oriental y Oceanía. Fue ordenado sacerdote a los 31
años en 1967, viviendo durante tres años en Roma antes de
trasladarse a Tokio para asumir el profesorado de Teología
Sistemática en la Universidad Sophia. Natural de
Villamurriel del Cerrato (Palencia), municipio de poco más
de 5.500 habitantes y donde está la factoría de automóviles
Renault.
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