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OPINIÓN - LUNES, 21 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

El comienzo del drama
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Al finalizar el primer trimestre, los alumnos de los distintos niveles, reciben sus boletines de calificaciones de la evaluación correspondiente. Del resultado de las mismas depende la iniciación del calvario que, en caso de negatividad, preocuparán enormemente a los padres, obligándoles a establecer las estrategias necesarias para intentar frenar el fracaso no deseado. Se empieza a vivir el drama.

El informe PISA-2006 ha puesto en alerta a los padres, que buscan alternativas para resolver el problema de forma diligente, sin esperar soluciones por parte de las autoridades educativas. Recordemos que negaron el fracaso producido, y el Sr. Presidente responsabilizó a los padres que se educaron bajo el franquismo (¿?). Recordemos también, que las asignaturas básicas –materias instrumentales se les ha llamado siempre- Lengua Española y Matemáticas, las suspendieron nuestros alumnos, siendo la lectura comprensiva, clave para afrontar todas las materias.

El planteamiento que se hace, al finalizar la presente legislatura, se divide entre “los que creen que somos tontos y los que opinan que estamos mal gobernados”.

Al margen del deficiente sistema educativo, algunos padres cargan contra maestros y profesores, pretendiendo justificar el fracaso en ellos: “Los chicos pasan de todo, arrastrando con ello a los maestros, que también son víctimas de un deficiente sistema educativo. No se comprometen y se limitan a cumplir con su horario”. “En general, las clases son de corta duración –cincuenta minutos-, por lo que los profesores no pueden hacen frente a la explicación, realización de ejercicios, aclarar ideas…”. “Hay pequeños grupos en el aula que no dejan de trabajar. Molestan. Boicotean el proceso. El profesor no tiene otra alternativa que expulsar del aula a los alborotadores”. “Muchos padres se quejan de que los centros dejan ‘tirados en la cuneta’ a los alumnos con problemas; en algunos casos por desidia y en otros para mantener un supuesto prestigio: los torpes no pasan…”. “Preocupa la comprensión lectora, pero es mucho más preocupante la metodología. Los chicos no saben estudiar. No les enseñan a subrayar, a hacer resúmenes…”.

Por otra parte, los enseñantes se limitan a decir: “La menor presencia de los padres es otro factor fijo en el análisis. Hay menos disciplina en casa y eso se refleja en el colegio”. “La antigua complicidad entre padres y profesores ha desaparecido; éstos han perdido la autoridad. Son como ‘colegas”, no se les respetan”.

Por parte de un destacado representante de la escuela privada se apunta hacia un factor políticamente incorrecto, para terminar de pintar el triste paisaje: la inmigración. “Todo el mundo tiene derecho a la educación, por supuesto, pero no se puede mezclar en una “coctelera” a niños de cultura tan diferentes sin que se produzcan “cortocircuitos”. “Falta integración en esas aulas abarrotadas, donde hay perfiles muy diversos. El diagnóstico del Informe Pisa no nos ha sorprendido. Las cosas han variado sustancialmente en los últimos años…”

Algunos padres están a favor del profesor particular. Sin embargo, para algunos expertos la solución no pasa por alguien que se limite a que se haga los “deberes” al alumno, cuando la solución es que alguien le motive, le enseñe la asignatura y le ayude a aprobar. Piensan que algunos padres caen en la tentación de quitarse ellos el problema de encima, recurriendo a la excusa de que sus compromisos laborales les impiden atender a sus hijos, cuando, en realidad, la mejor medicina que un padre o un maestro puede proporcionarle a un alumno “atascado” en los estudios se resume en dos palabras: ¡Tú puedes!

En esto de las clases particulares no nos podemos rasgar las vestiduras. Desde hace muchos años, nuestros alumnos que han tenido dificultades para superar sus materias, han recurrido a los profesores de apoyo. Por ejemplo, cuando el Bachillerato tenían seria dificultades para superarlo, con materias como Matemáticas, Física y Química, Latín… la mayoría de nuestros alumnos asistían a clases particulares. Entre nosotros se encontraban muy cualificados profesores que resolvían con éxito los problemas presentados por los estudiantes. Sin dudas que eran de una contrastada garantía.

Y como quiera que no podemos olvidarnos de nuestro deficiente sistema educativo, recurrimos de nuevo al sistema educativo finlandés, donde el magisterio es una profesión muy bien considerada, donde los estudiantes valoran el sentido de la responsabilidad y la mayoría de los centros… ¡son públicos! Por otro lado, hay menos academicismo donde los estudiantes aprenden más por lo que descubren que por lo que les enseñan. En cambio, las personas que han gestionando el sistema educativo español -políticos y técnicos- están anclados en el pasado, basados en modelos obsoletos. Y sistemas educativos estables, al contrario del nuestro, cambiando según los vientos del partido político de turno!
 

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