Hace meses, y puede comprobarse en
la páginas de nuestro diario de fecha 28 de agosto pasado,
comentábamos como algunos obstinados miembros del Partido
Popular no habían visto con buenos ojos que Alberto Ruiz-Gallardón
hubiera auto-postulado su candidatura para el Congreso de
los Diputados. Y creemos, seguíamos diciendo, que son del
todo justas las apetencias políticas del hoy Alcalde de
Madrid (con el mayor porcentaje de votos jamás alcanzado en
las elecciones municipales) y ex-presidente de dicha
Comunidad también con mayoría absoluta en el correspondiente
proceso electoral, habiendo desempeñado un puesto de miembro
de la Asamblea de la Capital, concejal de su Ayuntamiento y
portavoz del Partido Popular en el Senado, siendo en lo
profesional Licenciado en Derecho y miembro de la carrera
fiscal (actualmente en excedencia) en cuya oposición obtuvo
el número dos.
Ni que decir tiene que por su experiencia y conocimientos
puede considerarse un experto y brillante político al que
algunos “barones, fontaneros o notables” (hace tiempo que no
se utilizan con prodigalidad estas denominaciones) quizás
por miedo a la dura competencia o al temor de su reconocido
prestigio y aceptación popular, haya sido aconsejada al
líder del Partido Mariano Rajoy su defenestración. Algo
parecido, aun cuando menos notorio, pudiéramos considerar lo
sucedido en las anteriores elecciones al Parlamento Catalán
con el catedrático de Física Atómica y Nuclear y profesor de
la Universidad de Barcelona Alejo Vidal-Quadras, eminente
político, al que se le tiene desempeñando un puesto en el
Parlamento Europeo “alejado” de la política nacional.
Mal aconsejado o con deficiente información (quizás por
aquello de que estorban quienes poseen un alto grado de
preparación y aceptación pública por suponer un difícil
peldaño al que eliminar por quienes desean alcanzar, a costa
de lo que sea, la cota de poder deseada), Mariano Rajoy se
ha dejado influenciar, pensamos, por quienes achacan de
“progresista” a Ruiz-Gallardón, o tal como tacharon de falta
de docilidad a Vidal-Quadras, cuando en realidad de contarse
con ellos y, además, con Rodrigo Rato ( hombre fiel al
Partido Popular aun después de no haber sido designado para
la presidencia del mismo por la retirada de José Maria Aznar),
con Mayor Oreja (destacado y valioso político acreedor de
méritos mas que sobrados desde su actuación como Ministro de
Interior), más el último fichaje de Manuel Pizarro (elemento
de reconocido prestigio en el ámbito de la economía como lo
demostró dirigiendo la presidencia de ENDESA y en quien se
tienen depositadas amplias esperanzas de que, de salir
elegido el Partido Popular en la próximas elecciones, asuma,
principalmente, la responsabilidad de reactivar la economía
que tan necesaria está de ello), dispondrían los populares,
si lo expresamos en términos futbolísticos, con la mejor
delantera de esta competición política, dirigida por el
entrenador Rajoy al que hoy en día podemos considerar como
número uno del escalafón nacional.
Pero lo que hoy nos ocupa es la no inclusión de Alberto
Ruiz-Gallardón en la candidatura del PP de Madrid al que
consideramos con méritos sobrados para ello, véanse si no
las obras de ampliación de viales y autovías urbanas de
Madrid, el desarrollo de la Ley de Capitalidad, el proyecto
de los márgenes del Río Manzanares, la mejora de la
Seguridad Ciudadana, aparte del reconocimiento publico como
excelente parlamentario, siendo uno de los políticos mejor
valorados tanto por sus correligionarios del Partido Popular
como por los de la propia oposición que, dicho sea de paso,
se vanaglorian de su exclusión seguramente por la lección
que les ofreció, en unión de Esperanza Aguirre, en los
últimos procesos de elecciones locales y autonómicas (si no
que se lo pregunten a los candidatos socialistas Miguel
Sebastián y Rafael Simancas).
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