Tiene toda la pinta de que una nueva plataforma se está
constituyendo en Ceuta: La “plataforma antimercado en la
manzana”, que podríamos denominar, liderada en principio por
el inenarrable Juan Luís Aróstegui y secundada, al menos de
momento, por un variopinto elenco de asociaciones y partidos
políticos que miran de reojo el protagonismo que Aróstegui
está teniendo en este asunto.
Aróstegui puede estar equivocado e incluso hay quien dice
que puede llegar a ser pernicioso, pero nadie le puede
reprochar que es la única voz discordante que queda en Ceuta
frente al todopoderoso tandem Vivas-Gordillo y lo es, tal
vez, porque no está condicionado por “necesidades” cuya
cobertura dependa de la voluntad del biunvirato, lo cual no
quiere decir, que nadie malinterprete lo dicho, que su
motivación al respecto sea pura o angelical.
Este hombre, está obsesionado con demostrar que el acceso de
Vivas al poder tuvo que ver con algún extraño arreglo en el
que estaba de por medio el asunto de la manzana del revellín
y, por ello, su acoso a cualquier actuación en la dichosa
manzana resulta implacable.
Lo que pasa, es que en este estado de las cosas, la cuestión
de la ubicación o no del mercado central allí, ya no es un
asunto de legalidad sino más bien de gusto, si así se quiere
decir y lo más grave que se le puede decir al Gobierno de
Vivas es que tiene un gusto horroroso, pero no que está
cometiendo ninguna ilegalidad y, la verdad, montar una
plataforma para criticar una decisión del gobierno que, como
mucho, adolece de calidad sensorial, parece una exageración.
No está Aróstegui en condiciones de imponer sus deseos a
nadie, porque le ha fallado al respecto el elemento
imprescindible más importante: la confianza de los ceutíes
en él y en su proyecto político y, además, en varias
convocatorias electorales seguidas, a pesar de lo cual no
manifiesta ninguna sensación de ridículo ni de sonrojo y,
como siempre, pretende disimular sus derrotas electorales
con su peculiar manera de entender la democracia. Lo del
voto directo y demás, al no darle buenos resultados, se
transmuta por la suma de asociaciones del tipo que sean,
cuantas más mejor, aunque cada una de ellas integre el mismo
número de personas que caben en un taxi.
Y todas juntas, con todas las siglas en una sola pancarta,
son para él la mejor escenificación del rechazo de todo un
pueblo a lo que prácticamente sólo rechaza él. Democracia
orgánica versus Aróstegui, pero la verdadera democracia está
representada en el Pleno de la Asamblea de Ceuta, fiel
representación de la voluntad democrática de los ceutíes,
órgano este en el que, también por decisión de los ceutíes,
él no está, por lo que tan poco le ha gustado la propuesta
del PSOE de debatir este asunto en un Pleno de la Asamblea,
propuesta lógica, la más lógica que se ha oído en los
últimos tiempos, que de cuajar permitirá también que el
Gobierno de Vivas nos cuente algo más de lo que nos dice la
portavoz Bel, que es nada para la enjundia del asunto, si
bien es verdad que en la calle ya se sabe prácticamente
todo, lo cual lleva a considerar uno de los permanentes
errores de Juan Vivas, que piensa que lo que no sale en los
medios de comunicación no se sabe, sin saber (y si lo sabe,
peor para él), que la mayoría de su equipo lo cuenta todo
por todas partes y con pelos y señales, aunque se trate de
algún pelo que afecte al bigote del propio Presidente.
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