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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE ENERO DE 2008

 
La crónica

La plataforma antimercado

Por Ramón Ros


Tiene toda la pinta de que una nueva plataforma se está constituyendo en Ceuta: La “plataforma antimercado en la manzana”, que podríamos denominar, liderada en principio por el inenarrable Juan Luís Aróstegui y secundada, al menos de momento, por un variopinto elenco de asociaciones y partidos políticos que miran de reojo el protagonismo que Aróstegui está teniendo en este asunto.

Aróstegui puede estar equivocado e incluso hay quien dice que puede llegar a ser pernicioso, pero nadie le puede reprochar que es la única voz discordante que queda en Ceuta frente al todopoderoso tandem Vivas-Gordillo y lo es, tal vez, porque no está condicionado por “necesidades” cuya cobertura dependa de la voluntad del biunvirato, lo cual no quiere decir, que nadie malinterprete lo dicho, que su motivación al respecto sea pura o angelical.

Este hombre, está obsesionado con demostrar que el acceso de Vivas al poder tuvo que ver con algún extraño arreglo en el que estaba de por medio el asunto de la manzana del revellín y, por ello, su acoso a cualquier actuación en la dichosa manzana resulta implacable.

Lo que pasa, es que en este estado de las cosas, la cuestión de la ubicación o no del mercado central allí, ya no es un asunto de legalidad sino más bien de gusto, si así se quiere decir y lo más grave que se le puede decir al Gobierno de Vivas es que tiene un gusto horroroso, pero no que está cometiendo ninguna ilegalidad y, la verdad, montar una plataforma para criticar una decisión del gobierno que, como mucho, adolece de calidad sensorial, parece una exageración.

No está Aróstegui en condiciones de imponer sus deseos a nadie, porque le ha fallado al respecto el elemento imprescindible más importante: la confianza de los ceutíes en él y en su proyecto político y, además, en varias convocatorias electorales seguidas, a pesar de lo cual no manifiesta ninguna sensación de ridículo ni de sonrojo y, como siempre, pretende disimular sus derrotas electorales con su peculiar manera de entender la democracia. Lo del voto directo y demás, al no darle buenos resultados, se transmuta por la suma de asociaciones del tipo que sean, cuantas más mejor, aunque cada una de ellas integre el mismo número de personas que caben en un taxi.

Y todas juntas, con todas las siglas en una sola pancarta, son para él la mejor escenificación del rechazo de todo un pueblo a lo que prácticamente sólo rechaza él. Democracia orgánica versus Aróstegui, pero la verdadera democracia está representada en el Pleno de la Asamblea de Ceuta, fiel representación de la voluntad democrática de los ceutíes, órgano este en el que, también por decisión de los ceutíes, él no está, por lo que tan poco le ha gustado la propuesta del PSOE de debatir este asunto en un Pleno de la Asamblea, propuesta lógica, la más lógica que se ha oído en los últimos tiempos, que de cuajar permitirá también que el Gobierno de Vivas nos cuente algo más de lo que nos dice la portavoz Bel, que es nada para la enjundia del asunto, si bien es verdad que en la calle ya se sabe prácticamente todo, lo cual lleva a considerar uno de los permanentes errores de Juan Vivas, que piensa que lo que no sale en los medios de comunicación no se sabe, sin saber (y si lo sabe, peor para él), que la mayoría de su equipo lo cuenta todo por todas partes y con pelos y señales, aunque se trate de algún pelo que afecte al bigote del propio Presidente.
 

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