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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Moderación y firmeza
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Entresaco de los Cuadernos robados de Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933, lo siguiente: “La política está apestada de necedades y miserias, de vanidades, de torpes intenciones; y mi enojo parece pretender que se realizase una política sin bajezas”. Azaña era todo un carácter, y sin duda esa firmeza es la que le hace padecer, según él, el mundillo de una política con el cual no transige.

Sin embargo, y tras reconocer que normalmente no puede llegarse a la cumbre del poder político y conservar la integridad y entereza del propio ser, con la vitalidad de los veinte años, si uno ha ido sufriendo las mutilaciones de una larga carrera, Azaña declara que está interiormente tan recio y tan en su ser como hace veinte años, porque él no ha hecho carrera política.

Luego se recrea en la suerte y nos deleita con las siguientes frases. Una. “El ejercicio de la inteligencia crítica me ha salvado siempre de mezquindades y ruindades; ni las he cometido yo, ni me he dejado prender en las ajenas”. Dos. “Una forma de la felicidad será la certidumbre de que voy a usar el Poder en bien de mi país. Y acaba con esta monumental media verónica:

-A Miguel Maura puede aplicársele lo que su padre le dijo una vez a Romanones: que para ser político no basta el arrojo.

Largo introito, sin duda, pero que he elegido porque los pensamientos de Azaña siguen teniendo un interés extraordinario, a pesar de haber transcurrido 75 años desde que éste los escribiera, sobre todo para quienes deciden dedicarse a la política activa.

Juan Vivas ha hecho de la moderación una forma de vida. Y trata por todos los medios de practicarla como presidente de la Ciudad. Le aterran las actuaciones y comportamientos excesivos. Ante esas situaciones prefiere guardar la calma y replegarse hasta que amaine el vendaval de los desencuentros verbales.

Su comportamiento está mal visto, en ocasiones, incluso por quienes le profesan afecto; mientras los adversarios, más bien enemigos, no dudan en calificarlo de pusilánime. En ello se distingue el siempre frustrado Aróstegui. No obstante, conviene decir a favor de Vivas que actualmente se cotizan los políticos con mesura, sobriedad, templanza...

Vivas tampoco ha tenido que luchar contra viento y marea para llegar a la cumbre del poder político de su tierra. No ha sufrido la menor mutilación y, desde luego, su desgaste apenas es perceptible. De modo que se encuentra aún disfrutando de una integridad y entereza repleta de juventud.

Que yo sepa, no sé si Aróstegui podría llevarme la contraria, la inteligencia crítica del presidente de la Ciudad le habrá librado de cometer mezquindades y ruindades y me imagino, por tanto, que estará en disposición de no admitirlas. Y creo, además, que sus ratos de felicidad serán debido al convencimiento de que está usando el Poder en bien de Ceuta.

Llevaba razón Azaña al destacar que no bastaba el arrojo para ser político. Axioma. Pero sí es cierto que el valor es una cualidad que conviene tener a mano para usarlo en los momentos cruciales. Para trasladar el Mercado de Abastos a la Manzana del Revellín vale con aplicar la legalidad. No obstante, si en algún momento el presidente tuviera que sacar a relucir el coraje adecuado, tampoco pasaría nada. Todo antes que ceder ante el intento de acoso y derribo por parte de un don nadie. Lo cual sí que sería cometer un grave error.
 

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