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OPINIÓN - VIERNES, 18 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

El traslado es legal
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El centro de la ciudad lleva ya varios días intransitable. Y no es que sus calles estén sucias, descuidadas, peligrosas, o porque los comerciantes hayan decidido alegrarles la vida a los viandantes con ofertas de gangas impensables. No. El atasco que impide andar por las arterías principales de la ciudad se debe al gran gentío que se viene dando cita en ellas desde hace ya varios días.

Desde todos los puntos de la ciudad, no cesan de acudir personas con el deseo de coincidir hacia los alrededores del Mercado de Abastos con el único propósito de protestar ruidosamente contra la idea de que éste, el mercado, sea instalado en la Manzana del Revellín.

En el punto de encuentro había ayer una abigarrada multitud. Entre la muchedumbre destacaban los ecologistas, los jóvenes socialistas, los amantes de la naturaleza, los sindicalistas, los pícaros, los truhanes... Todos ellos sometidos a la batuta del gran hombre; del hombre del momento; del hombre que marcará una época en la vida de esta ciudad: Juan Luis Aróstegui.

Una vez más, por si alguien lo dudaba, su fuerza convocadora ha sido tan extraordinaria que desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche la riada humana ha colapsado las vías importantes y adyacentes. Los encargados de mantener el orden se han visto impotentes para contener a una muchedumbre que gritaba encolerizada contra Juan Vivas. Incluso, en un momento determinado, ni siquiera los vehículos han podido circular. El caos se ha apoderado de la ciudad y el presidente parece ser que está en Tetuán esperando que amaine la tormenta ciudadana.

Es el sueño perpetuo de Juan Luis Aróstegui. Un iluso obsesionado con hacerse notar cada día con dos fines bien distintos. En los personales no entro, faltaría más; y en los económicos necesitaría las pruebas correspondientes. Por razones obvias.

De momento, el secretario general de Comisiones Obreras -al alimón con Antonio Gil- se ha tenido que conformar con haber reunido a 60 personas, pertenecientes a lo que llaman, pomposamente, la izquierda ideológica. Una cifra ridícula. Y han acordado darle vida a un documento en el cual expondrán sus intenciones. Tras el manifiesto llegará la recogida de firmas y la elección de personas cuya imparcialidad esté más que demostrada para que lleven la voz cantante: o sea, que persigan con saña la idea de trasladar el Mercado de Abastos a la Manzana del Revellín.

Todo ello bajo el lema de cada ‘Cosa en su sitio’. Lo que traducido significa el siguiente mensaje para Juan Vivas. Como pienso que estás cortito de valor y te asustan las manifestaciones y los gritos contra tu persona, yo, Juan Luis Aróstegui, que llevo mucho tiempo sin participar en ninguna orgía financiera, prometo que vas a saber lo que es bueno.

La verdad es que Vivas tiene dos opciones. Una, jugársela a la inglesa. Sí, como lo oyen: los ingleses piensan que un talonario de cheques puede resolver cualquier problema de la vida. La otra, darse cuenta, de una vez por todas, que su mayoría absoluta no está únicamente para regocijo de los aduladores que lo frecuentan. La confianza depositada en él por una mayoría abrumadora está para que haga uso de ella con eficacia, con justicia y de un modo racional. En este caso, la legalidad le permite al presidente de la Ciudad trasladar el mercado a la manzana. No hay más.
 

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