No hay vuelta atrás. El proyecto
de reurbanización de la populosa barriada empieza a tomar
velocidad. El barrio ha ido creciendo aritmética y
geométricamente, tanto en población como en espacios, y sin
una ordenación adecuada [o a espaldas de las más elementales
normas urbanísticas], a lo largo de las últimas décadas, con
la oportuna dejadez administrativa.
Esto ha obligado a que el Plan Especial [que data de 1992
desde dormía el sueño de los justos], haya sido retomado,
reactualizado y afrontado definitiva y decididamente por el
gobierno popular de Juan Vivas. Ahí está y es ya una
realidad. Se trata de una actuación urbanizadora sobre una
superficie de 375.000 metros cuadrados [que se dice pronto].
En cualquier caso, había que tener arrestos para acometer un
cambio tan absolutamente radical como éste y, por fin, por
el bien de los vecinos de esta [a veces tan abandonada]
barriada.
La presentación de la oficina de Fomento que capitaneará
desde el mismísimo corazón del Príncipe su ‘cambio radical’
es mucho más que un simple gesto. Es una firme decisión del
gobierno local [que cuenta con la colaboración estatal]
aunque insista en que aún faltan 25 millones de financiación
para recuperar toda la zona en función del coste del
proyecto. A esto no se puede negar el gobierno central del
PSOE porque históricamente también tiene su especial
responsabilidad, como todos, por haber mirado hacia otro
lado durante tantos años. Y porque se trata de ciudadanos
que cuentan con sus derechos.
Entre ofrecerle más devolución del IRPF a Cataluña y arrimar
25 millones para el Príncipe, cualquier ceutí diría que por
justicia, cayeran esos euros en Ceuta. Lo de Cataluña es una
afrenta al resto de autonomías de lo que aún sigue
denominándose España. En definitiva, el Plan Especial de
Príncipe Alfonso empieza a cobrar velocidad y eso, en sí
mismo, es una buena noticia.
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