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sociedad - VIERNES, 18 DE ENERO DE 2008


policia nacional dialogando. reduan.

LOS TRANSPORTISTAS, EN PIE DE GUERRA
 

El ‘circuito rojo’ se desatasca

El Gobierno se compromete a agilizar las revisiones de Tributos sobre los camiones que traen mercancías al Tarajal tras colmar los retrasos la paciencia de los transportistas, que ayer bloquearon Cañonero Dato
 

CEUTA
Gonzalo Testa

local
@elpueblodeceuta.com

Said, Francisco, Jonathan y otros trece camioneros llegados desde diferentes puntos de la Península y el resto de Europa, algunos de ellos atrapados en el puerto de Ceuta desde el viernes pasado, se levantaron ayer con el mismo disgusto de costumbre en un entorno donde no tienen más que preocupaciones y en el que se ven obligados a mear como los perros, arrimados a las ruedas de sus propios vehículos.

Como estas condiciones higiénicas, sumadas a que tampoco pueden ducharse ni hacer ninguna otra cosa relacionada con sus necesidades y su aseo en condiciones, e ir a tomar un café con churros a los establecimientos de las inmediaciones supone exponerse a que los marroquíes que pululan por el puerto esperando que salte la liebre les deje sin tarjeta, sin bultos y hasta sin pantalones [la Autoridad Portuaria dispone de infraestructuras sanitarias en otros espacios, pero no donde se quedan los camioneros, un lugar que no se utilizaba hasta que comenzaron las revisiones, hace dos meses], ayer se hartaron, cogieron sus camiones y los pusieron en la última rotonda de la avenida Cañonero Dato.

Hicieron, más o menos, lo que tenían pensado hacer hoy los empresarios de los polígonos del Tararajal. Esto es, hacer ruido. Mucho, mucho ruido, que diría Sabina. Y de verdad que lo consiguieron. Si a las 10.30 horas arrancaron de la explanada-orinal donde estaban acogidos, a las 10.40 ya estaba todo el vial del puerto colapsado y bocinazo para acá, bocinazo para allá.

Y claro, llegaron los periodistas. Y tras ellos la Policía Local, decenas de policías locales, de las unidades de Tráfico y de la UIR. Y la Policía Nacional. Y la Guardia Civil. Y varios portavoces de los comerciantes del Tarajal, los que les compran los zapatos y otros productos textiles que traen desde toda Europa, algunos de ellos con origen en China. Y se pusieron a aplaudirles. “¡Ole sus huevos!”, aplaudía alguno; “si es que es una cuestión de dignidad, no de dinero”, le refrendaban otros.

Cerca ya de las 11.00 horas, cuando los agentes ya habían conseguido (ciertamente con celeridad) desviar el tráfico por otras vías, un policía nacional dio un paso al frente y advirtió a Said, Francisco, Jonathan y compañía de que o se iban a acabarían durmiendo en Comisaría mientras se preocupaba por sus reivindicaciones (“si yo no os digo que no tengáis razones, pero protestad de una forma más inteligente”, casi les rogaba).

El aviso llegó justo cuando otros policías, locales, revisaban matrículas con aparente intención de recetar papelitos verdes a los manifestantes, que muy unidos convencieron a los más dispuestos a apartarse: “Mientras no venga la autoridad no nos movemos”, reiteraban los más convencidos de estar en posesión de la razón.

Fue entonces cuando, como caído del cielo, llegó la autoridad, encarnada en este caso en el consejero de Gobernación [Vivas se encontraba entonces en el Príncipe Alfonso], José Antonio Rodríguez, un político con don de gentes que rápidamente hizo migas con los transportistas haciendo gala de su condición de empresario. “Os entiendo y sé lo que pasáis, que hay que pagar el camión y la casa y dar de comer a una familia. Lo vamos a solucionar”, les aseguró.

Al verlos escamados de tanta llamada sin respuesta a la Delegación y a todo quisqui, de tanta promesa inútil, se remangó los pantalones y se subió a la cabina de un camión. “Que me voy con vosotros”, dijo, y entonces sí arrancó la carabana, pííiiii, píiiiii, camino del puerto de nuevo. Y de allí, acto seguido, en compañía de los funcionarios de Tributos de la Ciudad, a revisar los camiones.

El problema, tejidos y calzados

Pis, pas. Si un día normal se revisan de 10.00 a 13.00 horas un máximo de tres camiones ayer se registraron, horario de tarde incluido, ¡16!, de los que tres permanecían en el puerto desde hace una semana. Por la tarde, problema resuelto en la solapa, Rodríguez Gómez aseguró que la Ciudad se ha comprometido a establecer un control “aleatorio” sobre los camiones que salen de aduanas por el ‘circuito rojo’, el peor destino al que el sistema de análisis del departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria (utilizando fórmulas alfanuméricas, clasificaciones de seguridad de los países de origen y datos fiscales de las empresas) puede enviar las mercancías.

“Al ‘circuito rojo’ van los camiones que trasladan prendas de confección, tejido, calzados.... Los que traen magdalenas u otros productos alimenticios no tienen ningún problema”, señaló el consejero, quien también adelantó que se estudiará la ampliación del horario de revisión de camiones por parte de la Ciudad. Preguntado por este asunto en la barriada del Príncipe Alfonso, adonde acudió a una inauguración oficial, Vivas coincidió en que que tras hablar con los consejeros de Gobernación y Hacienda [Rodríguez y Márquez] y con el delegado del Gobierno sobre el asunto “nos sentaremos para ver cómo podemos hacer compatible la necesidad de hacer los controles oportunos a las mercancías que se introducen en Ceuta sin que ello cause un retraso excesivo en el despacho de los camiones”. “Creo que tenemos que buscar fórmulas para hacer compatibles ambos objetivos y en ello estaremos durante las próximas horas”.
 


Los empresarios del Tarajal piden que las
revisiones se hagan “con más agilidad”

Un día después de dejar medio resuelto, como ocurre con casi todos los problemas del Tarajal, que nunca se cierran del todo, el conflicto de la limpieza en los polígonos, los portavoces de la Asociación de Empresarios del Tarajal, Mohamed Ahmed, y del gremio de comerciantes dedicados a la ropa reciclada, Francisco Sánchez, se personaron ayer en la avenida Cañonero Dato para mostrar su respaldo a los camioneros, pedirles calma y, simultáneamente, solicitar a las autoridades por enésima ocasión “nuevas medidas” para combinar las “necesarias revisiones” que, una vez más, se mostraron “absolutamente dispuestos” a pasar y la “agiidad” con que piden que se realicen.
 

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