Cuando en algún partido político
se han de tomar decisiones importantes los mandas del mismo,
a igual que unos Pilatos cualquiera, dicen que se lavan la
manos y que ellos nada tienen que ver con esas decisiones,
que son cosas exclusivas de la bases del partido. ¡Toma del
frasco, Carrasco!.
Y servidor que es como Santo Tomás, que si le dicen que un
burro va volando, mira hacia el cielo para verlo pasar, me
meto el dedo en la boca e imito, al inimitable, Tony Leblan,
en su parodia del tonto de la estampita. Y nunca mejor dicho
lo de tonto, porque en eso parece que nos toman algunos
“genios” de la política, sobre todo en esta tierra. Manda…la
cosa.
La verdad no sé por qué esa negación, a algo que todos
sabemos quienes son los que manejan el hilo de las
decisiones importantes de cada partido. No los entiendo.
¿Qué quieren decir, con eso, qué son más demócratas que
nadie?. ¡Anda ya!. Eso nadie se lo cree, por la sencilla
razón, de que el más tonto de éste pueblo te hace
televisores plasmas en una par de minutos. En esta vida que
nos ha tocado vivir, donde hay una enorme jartá de “vivos”,
hay que ir siempre con la verdad por delante. Con esa verdad
se será más creíble, que llevando la mentira por bandera y,
además, sabiendo que nadie se va a creer semejante falsedad.
Igual, como algunos politiquillos del tres al cuarto alegan
que no tengo ni idea de política, será por ese
desconocimiento, que alegan estos “genios”, por lo que no
entiendo la mentira y la falsedad con la que quieren engañar
a un pueblo, que ya está a la puerta de la calle de cuanto
ocurre en los partidos, por mucho esfuerzo que hagan por
ocultarlo. Quizás esta sea una de las consecuencias por la
que, cada día, el personal está más distanciado de la clase
política.
Las decisiones importantes, les guste o les deje de gustar a
todos esos personajes, las toman ellos que son los que, en
definitiva, deciden lo que se va a hacer o a quien van a
nombrar para ocupar determinados cargos. El resto, lo de
lavarse las manos para intentar quedar bien con aquellos a
los que se les prometió un cargo y no han sido elegidos es,
simple y llanamente, una mentira con la que tratan de salvar
su responsabilidad.
No entiendo por qué recurren a esa falsedad cuando lo más
fácil, en esta vida, es decir la verdad y explicarles a
quienes se les prometió un cargo, que se han cambiado las
tornas porque el elegido, para ocupar el mismo, está más
preparado para ocuparlo. No hay que darle más vueltas al
asunto ni, por supuesto, marear la perdiz. Las cosas son
como son, y eso es lo que hay.
En esto pasa como en el fútbol, cuando se le pregunta a un
entrenador por la alineación y responde que hasta momentos
antes del encuentro no la tiene decidida. Cuando desde el
jueves anterior, después del partidillo, sabe quienes serán
los once titulares.
Todos los partidos saben, con anticipación, quién o quiénes
irán en esa lista, como candidatos a diputado o senadores.
Decir que hasta el último momento no está nada decidido, me
parece que es un engaña bobos, en el supuesto que aún queden
bobos que se dejen engañar. Cada día, que pasa, queda menos
proa las elecciones.
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