Por la buena imagen de Ceuta en el
exterior la Ciudad Autónoma cedió ayer de nuevo ante los
empresarios de los polígonos del Tarajal y se comprometió a
que con carácter inmediato (hoy mismo) pondrá los medios
humanos y materiales necesarios para que desaparezcan las
montañas de porquería que son imagen habitual de la zona y
patrullas de la Policía Local vigilen el entorno por las
tardes. Se trata de la enésima reivindicación del colectivo
de comerciantes que se asientan en los alrededores del
perímetro fronterizo a la que, en unas ocasiones una y en
otras otra, acceden la Administración ceutí y la General del
Estado, que parecen incapaces de ordenar de una vez por
todas la actividad en la zona.
Hace ya ni se sabe cuántos meses que los polígonos del
Tarajal fueron noticia por el asunto de la vigilancia. Es
sólo uno más de tantos que han caído en el olvido. Durante
semanas los empresarios y el delegado del Gobierno se
enzarzaron en dimes y diretes sobre quién debía pagar qué
para garantizar la seguridad en la zona. Lo mismo sucedió
con el tema del cerramiento de los polígonos, que la
Asociación de Empresarios resucita ahora de nuevo.
Una u otra parte debería aclarar qué ha sido de tantos
acuerdos, tantas negociaciones y tantas cesiones que nunca
terminan con un resultado satisfactorio. Se diga lo que se
diga, al final, los polígonos acaban siendo reiteradamente
motivo de conflicto y de polémica y de pésima imagen hacia
el exterior de una ciudad que pretende que ese área siga
siendo uno de sus pulmones económicos, pero que lo sea de
acuerdo con las condiciones que se le exigirían en cualquier
parte del primer mundo a este tipo de espacios. Es de desear
que el enésimo compromiso oficial del presidente Vivas sirva
por fin para que los empresarios asuman también su parte de
responsabilidad y, con la nueva Ordenanza a punto de entrar
en vigor, puedan mejorar sus resultados y seguir haciendo
crecer a Ceuta en debidas condiciones.
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