La asociación Ecologistas en Acción presentó ayer al
Ministerio de Medio Ambiente una propuesta alternativa de
gestión de los residuos para Ceuta y Melilla basada en ‘las
3 R (Reducir, Reutilizar, Reciclar)’, utilizando “sistemas
de separación en origen, tratando la materia orgánica in
situ con sistemas de bajo consumo de energía (lo que
exigiría “una escasa inversión en maquinaria e
infraestructura” que además generaría puestos de trabajo”)”.
“En resumen”, explicó la organización no gubernamental
asociada en Ceuta a Septem Nostra, “una propuesta de gestión
sostenible a largo plazo y acorde con la lucha contra el
cambio climático y mucho más barata que la incineración”.
Su propuesta viene avalada, según destacó ayer la
confederación en un comunicado de prensa, en la experiencia
de la ciudad autónoma de Melilla, donde según recordaron
“lleva años funcionando (mal) una incineradora de residuos”.
“El Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) prevé para
Ceuta la construcción de otra incineradora de residuos
municipales”, recordó Ecologistas en Acción, cuyos
responsables consideran que “la incineración es la peor
opción de tratamiento para los residuos, la más cara, la
menos ecológica y la más peligrosa”.
“Parece que la administración, lejos de velar por el interés
general y por una gestión ambientalmente sostenible, esté
sucumbiendo a las presiones de los lobbys proincineración en
detrimento de políticas de reducción, reutilización y
reciclaje”, lamentó la organización ecologista, que no
escatimó críticas a la incineración: “Destruye los recursos
contenidos en la basura, dificulta la puesta en marcha de
planes de reducción, aprovechamiento y reciclaje, tiene un
coste económico elevado y conlleva unos gravísimos impactos
de contaminación ambiental y de afección a la salud”,
enumeraron entre sus defectos, que a su juicio no tiene sólo
consecuencias en materia medioambiental, sino también para
la salud humana.
En ese sentido, Ecologistas en Acción advirtió ayer de que
“la combustión de los residuos domésticos produce
hidrocarburos aromáticos policíclicos, dioxinas y furanos,
micropartículas, metales pesados y otros compuestos
altamente tóxicos”. “Estos contaminantes”, prosiguió la
organización en su nota de prensa, “se depositan, acumulan e
introducen en la cadena alimentaria y afectan a la calidad
de la leche y de los huevos de los animales de los
alrededores”.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el
Cáncer (IARC) es una de las fuentes en las que se basa la
propuesta de Ecologistas en Acción para descartar la
viabilidad de una incineradora en Ceuta, ya que según
subrayaron este organismo “ha confirmado que las dioxinas
causan cáncer, pues aunque los riesgos no se manifiestan de
una forma aguda e inmediata, los efectos reales a largo
plazo de pequeñas y constantes exposiciones a estas
sustancias pueden tener unas repercusiones muy negativas
para muchas personas”.
“Gasta más de lo que produce”
Otro de los argumentos que ha utilizado la confederación
ecologista, co presencia en todas las regiones del Estado,
para rechazar la instalación de una incineradora en Ceuta es
su nula capacidad de generar energía a partir de la
combustión de los residuos: “Las incineradoras suelen ser
promocionadas como instalaciones productoras de energía, ya
que pueden generar electricidad”, señalaron antes de de
dejar claro que “un análisis detallado de su ciclo de vida
completo revela que gastan más energía de la que producen”.
“Los productos incinerados deben ser reemplazados con nuevos
productos, y extraer y procesar materiales vírgenes y
convertirlos en nuevos productos consume mucha más energía y
causa más daños ambientales que la que consumiría reutilizar
o fabricar a partir de materiales reciclados”, argumentaron.
La “estrategia” de ‘las 3 R’ pasa por “reducir nuestros
consumos cotidianos de recursos (energía, agua...) y de
productos nocivos” como “la mejor forma de prevenir y evitar
que se genere más basura comprando más sabiamente y
utilizando los productos de la manera correcta”.
La segunda pata de esta propuesta implica “reutilizar los
productos lo más posible”. “Se trata de usar los productos a
un grado máximo y con un mínimo impacto sobre el ambiente;
por ejemplo, utilizando los frascos y latas para guardar
infinidad de cosas o trasformarlos en elementos útiles”,
explicaron los ecologistas.
Finalmente, la R de reciclar alude al proceso que permite
que “materiales de desperdicio” sean recolectados y
transformados en nuevos materiales “que pueden ser
utilizados o vendidos como nuevos productos o materias
primas”. “Hay gente que piensa que a estas 3 R habría que
añadirles algunas más”, opina Greenpeace y otras
organizaciones ecologistas, “como la de repensar, que
implicaría que los algunos productos deben ser diseñados
nuevamente para hacerlos menos contaminantes, menos
consumidores de recursos...”.
Yolanda Bel aseguró en agosto del año pasado, nada más
llegar a la Consejería de Medio Ambiente, que la Ciudad
apuesta por una planta de “valorización”, algo “distinto” a
lo que se entiende “por una incineradora como tal a la
antigua usanza”.
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