Mientras que en el “Faro de
Melilla” le siguen pidiendo a Juan José Imbroda,
presidente de la Ciudad, que meta la linterna en la
contabilidad de la Federación de Fútbol, en Ceuta no hay
quien se atreva a decirle a Juan Vivas nada al
respecto. Una actitud que tiene ya mosqueadas a muchas
personas.
He dicho más de una vez, y prometo no cansarme, que no
entiendo las razones por las que Ridruejo y Aznar,
periodistas del ya reseñado periódico, tienen bula para
arremeter contra la gestión de Diego Martínez,
presidente federativo, y también contra la de Francisco
Robles, consejero de Deportes y Juventud de la Ciudad
melillense, y sin embargo en esta tierra traten a Emilio
Cózar cual si fuera una gran criatura en vías de
desaparición.
Quisiera que me contaran los motivos que existen para que un
mismo medio actúe de manera tan distinta a la hora de
enjuiciar las gestiones de presidentes de un organismo donde
al parecer las cuentas se hacen el estilo del Gran
Capitán. Una forma de actuar carente de todo sentido. Y
en vista de que la denuncia no recibe la correspondiente
respuesta, uno entiende que quienes callan están otorgando
el derecho a que pensemos mal. Y hasta puede que estemos en
lo cierto.
Me imagino que la ayuda que recibe EC, al no criticársele la
oscuridad de su gestión al frente de la Federación de Fútbol
de Ceuta, no será porque sea militante del Partido Popular
desde hace nada y menos. Es decir, desde que al ser
derribado el Gobierno del GIL y arrastrar en su caída a su
amigo del alma, Manolo de la Rubia, se vio
obligado a buscarse la protección de Vivas y Gordillo.
Por cierto, el tal Cózar tuvo que tragarse semejante sapo.
Pues sabido era lo mal que se sentía ante la presencia del
todopoderoso Gordillo. Por motivos éticos, decía nuestro
hombre entre quienes huelen a colonia Atkinson; la favorita
de Escrivá. Un toque de distinción al cual no renuncia para
estar a la altura de los mejores de la institución. Y así
poder desvivirse por las criaturas que eligen el camino
equivocado. La mejor manera de mostrarse ante nosotros como
el buen samaritano que es. Y es que su vida está llena de
buenas obras. Y día llegará en el cual las autoridades se
vean obligadas a tomar la decisión imperiosa de propalar su
santidad y erigirle un busto para que acudan a Cózar los
necesitados de invocar su misericordia.
Tampoco creo que al presidente de la Federación de Fútbol de
Ceuta se le silencien sus errores porque sus artículos
influyan en el devenir de esta ciudad. Ya que nuestro hombre
dice que le gusta opinar con el único fin de que se le
respete. Pero sus opiniones, lo que causan son hilaridades.
Hilaridades de quien ha elegido la buena vida, trabajando
duramente para sacar adelante a su familia. Y siendo amable
con cuantas personas crean firmemente que con Franco
se vivía mejor.
Y, claro, en un personaje atiborrado de valores resplandece
la felicidad. Y en ella debemos mirarnos los pecadores y
viciosos. O sea, bebedores; fumadores; fornicadores;
divorciados... En suma, indeseables. No obstante, esa
felicidad suya, que no comparo con la disfrutada por
imbéciles, se diluye cual azucarillo cuando se le piden las
cuentas de la Federación. Entonces, se descompone y se
muestra como si fuera blanqueador de sepulcros. Merece el
cielo.
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