Hay quienes se hacen famosos por
haber llevado a cabo unas acciones buenas y necesarias para
un lugar determinado, o por lo contrario, por haber
maltratado y arruinado ciertos territorios, pero el caso de
Hugo Chávez empieza a ser por hablar, aunque sea con
palabras huecas, o con un sentido avieso o trasnochado para
cualquiera de los terrenos que toca.
Lleva un par de meses como un caballo desbocado,
enloquecido, desde que el Rey de España le dijo que se
callara, en la famosa cumbre iberoamericana. Desde entonces
sus palabras son cada vez más fuera de tono, primero frente
a España y ahora contra Colombia.
Sobre España ya no sabía qué excentricidad proclamar y sólo
se le ocurrió que iba a sobrevolar La Zarzuela, en vuelo
rasante o algo parecido, para “burlarse” del Monarca
español.
Cualquiera podía tomarse a risa aquella fanfarronada que
implicaba soberbia, parlanchinería y sin razón, ante algo
que había sucedido y que ahí quedó.
Luego presumía equiparándose como Jefe de Estado con el Rey
de España y mostrándose excesivamente escrupuloso al mirar
con lupa toda la marcha de las empresas españolas que operan
en Venezuela. En definitiva, un demente.
Con todo, la horma de su zapato la encontró dentro de su
propio país, cuando intentó convertirse, con cambio de la
Constitución, en soberano eterno y el pueblo le
dijo:”nones”.
Ahora, y por aquello de que el cambio puede ser bueno, echa
la vista hacia otra parte, más cercana, y se dirige hacia
Colombia, pidiendo que se saque a los grupos FARC y ELN de
la lista de los terroristas.
Lo malo que va a tener aquí es que:”entre calé y calé no
vale la buena ventura”, y no creo que desde el país vecino,
Colombia, vayan a ceder a sus pretensiones, porque si hay
dos grupos peligrosos para la seguridad de un país, esos son
FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y ELN
(Ejército de Liberación Nacional). Sólo ver su nombre ya
queda claro de lo que son, dos grupos desestabilizadores de
la normalidad de un país, en el que no entramos a analizar
si es más democrático o menos, como tampoco hemos analizado
la democracia que ha propugnado Hugo Chávez en su país,
desde que llegó al poder.
En el fondo, porque sus huecas palabras, algún recoveco
deben tener, aparecen las “buenas maneras democráticas” de
su tío Fidel y por el otro el odio eterno a todo lo que
tenga que ver con Estados Unidos.
Al hablar de las FARC y el ELN los pone en situación de
extra legalidad, como verdaderos ejércitos que ocupan
espacios en Colombia.
Eso de espacios es cierto que los ocupan pero ¿Sujetos a qué
leyes? ¿Alimentándose con qué fondos? ¿Defendiendo su
territorio o llevándolo a una ruina mayor?.
Aquí no dudamos en la legitimidad que pudieran tener, si es
que la tienen, pero lo que si está claro es que están fuera
de la ley, como lo están todos los grupos que “a base de la
fuerza bruta se intentan hacer con el poder destrozando o
aniquilando lo establecido por unas leyes”.
No somos nosotros quienes tenemos que enjuiciar esas leyes,
pero ahí están y Chávez parece ignorarlas.
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