Con la seguridad no debe jugarse.
Eso es algo que conocen perfectamente los profesionales que
se dedican a esta labor de servicio público y que en Ceuta
representan la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía
Local.
Cada uno conoce a la perfección las competencias que se le
atribuyen en la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y
cumplen su cometido con general suficiencia, capacidad y
mérito. Son más de 1.200 profesionales de la seguridad los
que conforman el global de los tres cuerpos policiales de la
ciudad autónoma. Sin incluir los refuerzos peninsulares con
los que habitualmente cuentan tanto Policía Nacional como
Guardia Civil.
Pese a que, como en todos los colectivos, a veces surgen
situaciones no deseadas entre unos y otros. Roces propios y
casi normales en la permanente relación que mantienen, lo
cierto es que estas situaciones suceden generalmente en
asuntos irrelevantes.
A niveles de alta jerarquía, la coordinación y las buenas
relaciones son evidentes. La cooperación es, por tanto, de
absoluta normalidad como manda la lógica por otra parte.
Nadie puede decir que las fuerzas de seguridad no se ponen
manos a la obra cuando las ocasiones lo requieren. Las
reuniones de los mandos de los tres cuerpos son habituales y
además ponen de manifiesto sus buenas relaciones.
Lo sucedido tras el homicidio del puerto y la detención de
los dos inidviduos huidos en la madrugada de ayer, ponen en
evidencia la fluidez del trabajo conjunto en beneficio de la
seguridad ciudadana.
Así es como debe resultar siempre, aunque también es
evidente, que algunas díscolas individualidades, sean del
cuerpo que sean, con su mal hacer provocan sensaciones
distintas a la de la buena cooperación y coordinación. Esto
es lo que debe atajarse con la dureza necesaria y
ejemplarizante desde las cúpulas respectivas.
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