Los demás legisladores velan sobre todo por los ingresos, y
el Corán pone cuidado, sobre todo, en establecer los
principios del gasto. En las ocho categorías de beneficios
sobre los cuales habla la aleya hay que hacer constar que no
se menciona entre ellos al Profeta. Algunas explicaciones
serán de utilidad para discernir mejor el alcance de esta
aleya, que enumera, con exclusión de cualquier otro, a los
beneficios del azaque.
Según la interpretación del Califa Omar, de una gran
autoridad, (Abu Yuste, Kharah, en Fiman Tajib a Laihi ar-zakat),
los “necesitados” (fuqara) designa a los de religión
islámica, y los “pobres” (masakin), término casi
equivalente, designa a los pobres entre los habitantes no
musulmanes, las gentes protegidas. Hay que señalar que la
sadaqat no incluye los ingresos que provienen de los no
musulmanes, pero que el Islam incluye a los no musulmanes
entre beneficiarios de los impuestos pagados por los
musulmanes.
Los que trabajan para los impuestos o recaudadores: son los
que trabajan en los ingresos, la contabilidad, los gastos,
el control y verificación de las cuentas. Constituyen
prácticamente la totalidad de la administración civil y
militar del Estado. El objeto es englobar, en estos
beneficiarios, a toda la administración del Estado.
Aquellos cuyos corazones hay que ganar son de varios tipos:
un gran jurista, Abu Ya’la al-Farra, dice a este respecto:
en cuanto a cuyos corazones hay que ganar, son de cuatro
categorías:
1.- Aquellos cuyos corazones se gana para ayudar a los
musulmanes.
2.- Aquellos cuya voluntad se procura para conquistar que se
abstengan de hacer daño a los musulmanes.
3.- Aquellos que se atraen hacia la conversión al Islam.
4.- Aquellos por intermedio de los cuales se busca la
conversión al Islam de miembros de sus pueblos y de sus
tribus.
Está, pues, permitido hacer beneficiaria a cada una de estas
categorías de la parte de aquellos cuyo corazón hay que
ganar, ya se trate de musulmanes o politeístas.
Por el término “liberación de esclavos” se ha entendido
siempre la emancipación de los esclavos y el rescate de los
prisioneros de guerra, capturados por el enemigo, entre los
súbditos del Estado islámico sean musulmanes o no, mediante
el pago de un rescate. Una observación aquí sobre los
esclavos no estaría fuera de lugar. Ninguna religión antes
del Islam parece haberse preocupado del mejoramiento de la
condición de los esclavos. El Profeta del Islam prohibió
totalmente la sujeción de los árabes a la esclavitud como la
cita as-Sarakh-siy.
En cuanto a los no árabes, el Corán ordena que, si un
esclavo se muestra dispuesto a pagar su valor a su amo
legal, y si el esclavo es digno, el amo no puede rehusar
aceptar la oferta; por el contrario, el tribunal le obligará
a dar al esclavo la posibilidad de ganar y ahorrar el dinero
necesario para comprar su libertad y quedará exento, entre
tanto, de servir a su amo. Por lo demás, como acabamos de
señalar, el gobierno musulmán está obligado a reservan en
cada presupuesto anual partidas de dinero para ayudar a los
esclavos del país con miras a su emancipación.
El objeto de la legalidad de la esclavitud en el Islam no es
explotar a un ser desgraciado como nosotros. Lejos de ello,
su fin es procurar, ante todo, un techo a los prisioneros de
guerra que lo han perdido todo, y que, por una razón u otra,
no pueden ser repatriados. En segundo lugar, busca educarles
y procurarles la mejor ocasión de adquirir cultura, en un
medio islámico, y bajo el gobierno de Dios.
Se obtienen esclavos únicamente en una guerra legítima,
declarada por el gobierno del Estado. Las razzias privadas,
las incursiones para secuestrar hombres, o incluso la venta
de niños por sus propios padres, no tienen absolutamente
ningún valor legal.
Venir en ayuda de “los insolventes fuertemente endeudados”
puede realizarse de diferentes maneras. Veamos al Califa
Omar organizar un servicio oficial para los préstamos sin
interés.
La expresión “la causa de Dios” incluye todo tipo de
caridad, y los juristas no han dudado en comenzar por el
equipamiento militar para la defensa del Islam, toda vez que
el Islam lucha únicamente para establecer el reino de Dios
sobre la tierra.
Se puede, finalmente, ayudar al “viajero” no sólo dándole
hospitalidad, sino también asegurando su salud y su
bienestar: seguridad de las carreteras y todas las medidas
para la comodidad de los que están de paso en su pasaje, ya
se trate de naturales del país o de extranjeros, de
musulmanes o de no musulmanes.
Conclusión
Esta exposición de las prácticas religiosas muestra
suficientemente (es bueno repartirlo) el principio básico
que rige la totalidad de la vida musulmana: desarrollar el
conjunto y coordinar las partes. El Corán repite veintena de
veces: “Estableced el oficio de oración y pagad el impuesto-zakat”.
¿Hay un signo más evidente de la unificación del cuerpo y
del espíritu, que esta facultad de mandar, a la vez, la
adoración a Dios y el pago del impuesto? Los deberes
espirituales no están vacíos de valores espirituales. Todos
son, además, dependientes de la intención y del motivo que
gobiernan el cumplimiento de estos deberes.
|