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OPINIÓN - SÁBADO, 12 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

Las promesas de ZP, un engaño falaz
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Seguramente ustedes podrán recordar su semblante afable cuando se dirigía al pueblo español con el “talante” de un buen padre de familia, de un inofensivo ciudadano que estaba ansioso de volcarse en su trabajo para levantar a España del “fracaso” a la que la había conducido el PP bajo la dirección del, tan denostado, señor Aznar. Sus medidas palabras, sus ofertas a la oposición para que dialogasen con el gobierno, su intención de cooperar con ella en la lucha antiterrorista y su firme decisión de acabar con la lacra endémica del desempleo, así como su apuesta por fomentar la convivencia entre los españoles, hicieron que muchos ciudadanos se quedasen embebidos en una especie de hechizo mágico.

Lo que ocurre es que nos vamos a quedar sin aquella España unida, próspera y decente que nos había legado el PP. Porque si es que pretendemos buscar en los años precedentes algún atisbo de entendimiento con la oposición – si concebimos como tal el gran partido que constituye el PP – no conseguiremos encontrarlo, por mucho que nos esforcemos; sí, por contra, hallaremos pactos del Tinell; negociaciones solapadas con ETA; secretismo; trampas y descalificaciones, cuando no acusaciones de deslealtad e insultos descarados. ¿Dónde los pactos antiterroristas?, ¿dónde el cumplimiento de la Ley de Partidos? Volaron, se difuminaron en el aire, fenecieron.

España, antes del mes de marzo del 2004, era una nación unida, con los nacionalismos controlados, con lo que fueron los rescoldos de la Guerra civil amainados, cicatrizados y alejados de la vida de los ciudadanos. Hoy, lo que se puede decir que queda de nuestra Nación, se ha convertido, en virtud del gobierno socialista, en un hervidero de pasiones, una nueva escisión de los españoles que, casi al cincuenta por ciento, se tiran en cara viejas ofensas, antiguas rencillas y resucitados odios, fruto de la militancia de sus antecesores en la casi olvidada Guerra Civil. Una Memoria Histórica inútil, desfasada e inoportuna amén de esquinada y carente de la más mínima objetividad, ha sido la contribución socialista a aquel apaciguamiento que ZP nos ofrecía.

Tampoco ha existido gobierno que, con más empecinamiento, se hay empeñado en ir a contracorriente de lo que le demandaba la ciudadanía. Sus actuaciones en materia terrorista han superado con creces la medida del cinismo y la prepotencia.Enfrentándose a la opinión de la mayoría del pueblo español ha negociado con ETA; ha favorecido a los etarras encarcelados; ha influenciado a la Justicia para que retrasara sus decisiones o renunciara a sus deberes, para favorecer sus conversaciones ocultas con la banda abertzale y, para colmo de todo ello, a espaldas del PP y de la ciudadanía. Ha traicionado a España dando alas al separatismo vasco, catalán y gallego; ha inculcado la Constitución ayudando a aprobar un Estatut que es, prácticamente, el pasaporte a la independencia de Catalunya y ha permitido al PNV que se le haya subido a las barbas, hasta el punto de que, Ibarretche, ya ha anunciado un referendo en octubre para decidir la autodeterminación de Euskadi.

Cuando ya se anunciaba la llegada de la recesión, tanto el señor ZP como el ministro de Economía señor Solbes, pretendieron tomarnos el pelo a los españoles de a pie –que puede que no seamos muy inteligentes pero que sí sabemos ventear cuando algo malo se nos acerca –. ¿Para qué tantos sabios?, ¿para qué tanta Oficina Económica del Gobierno?, ¿para qué los Asesores Económicos de la Moncloa?, si luego resulta que todos sabíamos, menos los que nos gobiernan, que deberíamos estrecharnos el cinturón, Lo peor es que sí lo sabían, pero no les interesaba reconocerlo porque, para ellos, “España iba bien” y les convenía que siguiéramos pensando que era así. Nos engañaron a sabiendas, sin importarles el coste que para los ciudadanos iba a representar en enfrentarnos a una crisis sin estar preparados para ello. Y así nos va.
 

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