El pasado jueves, día 10, la
”Umma” o comunidad musulmana celebró el 1º día de Muharram,
similar al de Año Nuevo y que en el cómputo del calendario
islámico equivale al 1429, como veremos mañana al comentar
el hecho diferencial cronológico que, en las sociedades
islámicas (salvo en la Libia de Gadafi), arranca con la
Hégira (“salida”, “emigración” para los musulmanes, “huída”
para la historia) del Profeta Mahoma de La Meca a Yatrib, la
actual Medina (Madinat al-Nabi), en la Península Arábiga.
Como no podía ser menos los principales líderes musulmanes
aprovechan la ocasión para lanzar un mensaje de paz y
concordia, pletórico de buenos deseos. Así el joven rey de
Marruecos, Mohamed VI, dirigió un significativo mensaje en
su papel de Emir Al Moumenin (Emir de los Creyentes),
dirigido no solo a su pueblo (sobre 31 millones de personas
dentro del país y más de tres millones emigradas en el
exterior), sino también al conjunto de la comunidad
musulmana en el mundo que alcanza, actualmente, la cifra de
1300 millones de fieles, por lo demás en rápida expansión.
Las palabras de Mohamed VI deben valorarse en su justa
medida, pues si en el campo religioso el soberano alauí está
comportándose como un oportuno y audaz reformador (ahí está
sin ir más lejos la significativa reforma del Código de la
Familia, la Moudawana), a nivel internacional y dada su
trayectoria familiar (descendiente del profeta Mahoma)
Mohamed VI es hoy día un referente de calado para el
conjunto de la comunidad islámica, como puede apreciarse por
su valiente y ponderado discurso con motivo del año nuevo de
la Hégira 1429, del que destaco una frase: “Nos corresponde
restaurar la imagen auténtica del Islam en la mirada del
otro”, añadiendo con coraje que “Nuestra santa religión nos
incita, en efecto, a trabajar para la justicia, la paz y la
moderación, a rechazar el extremismo y cualquier forma de
agresión”. Sabias palabras y deseos que no tendrían empacho
en asumir representantes de otras religiones, como el papa
Benedicto XVI sin ir más lejos.
En otro movimiento convergente al este de Europa, en la
convulsa Chechenia su presidente, el musulmán Ramzán Kadyrov,
tuvo también duras palabras contra el fanatismo que el
mandatario de esta república ex soviética identifica con
buen criterio, tome buena nota el lector, con el “wahabismo”
(la corriente dominante en Arabia Saudí). Kadyrov aprovechó
para advertir ayer mismo, ante altos responsables de la
administración y consejos de imames, que procedería a cerrar
aquellas cadenas de televisión (en Chechenia emiten cerca de
veinte) que no expliquen correctamente los fundamentos del
Islam, divulgando por el contrario ideologías como el
“wahabismo” y sectas similares que ejercen una penosa
influencia sobre los principios éticos y morales de la
juventud.
Algo se está moviendo en el Islam. Los musulmanes son los
primeros afectados (con su imagen, con sus vidas…) por
corrientes extremistas y fanáticas que utilizan,
incorrectamente y a su antojo, lecturas sesgadas del Corán,
manipulándolo sin pudor. Por cierto y hablando de
“wahabismo, ¿saben ustedes si en Ceuta, ciudad querida, o en
Melilla, hay centros, asociaciones, mezquitas…. que reparten
y difunden la radical e intransigente ideología “wahabí”?.
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