PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 11 DE ENERO DE 2008

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Chismorreos dietéticos
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

No les encanta a ustedes el hedonista placer del chismorreo? Hoy por hoy es una especie de deporte nacional, donde se ejercitan a la par la sinhueso y los malos instintos. Entendidos por supuesto como mala baba y perverso regocijo, en plan aerobic neuronal y fitness de la serotonina. ¿Qué carajo en salmuera están preguntando ahora? ¿Qué si las endorfinas hacen pilates con los chismes? Pues sí lo hacen.

Lo pone en el boletín del departamento de Salud Mental de la ciudad de Nueva York, que está dirigido por mi querido y admirado Rojas Marcos, el que fuera el alumno más indisciplinado y petardo de la escuela, pícaro pero imaginativo y llegó adonde llegó.

Así que, cuando tecleo con placer haciendo comentarios, lo hago para prevenir el amuermamiento intelectual y, por cierto ¿Han notado que Letizia estrenó corte de pelo con melenita cuadrada en el cumpleaños del monarca? No le favorece, porque tiene el rostro excesivamente anguloso y los pelos largos le daban aire. ¿Qué está seca como un espiche? ¡Se equivocan! La Duquesa de Windsor, que en paz descanse, siempre decía “Una mujer nunca es lo suficientemente rica, ni está lo suficientemente delgada”.

De hecho, en plan confidencial, les relataré que, por culpa de los putos antidepresivos tricíclicos y de las malas artes de mi neuropsiquiatra, hace un par de años y sin previo aviso, en cuestión de meses, pasé de la talla treinta y seis ¡a la cuarenta y dos!.

Es decir, perdí mi “yo”, me cambiaron de inmediato a los dobupales, que no son mierda tricíclica y quise poner en práctica, en primerísima persona dos principios: Primero.- Que la mujer con voluntad llega más lejos que la que es tan solo inteligente. Segundo.- Que quien sabe leer sabe adelgazar.

Cuento esta anécdota porque sé que hay muchos de ustedes que estarán jodidamente amargados por el flotador, el michelín, la celulitis, la molla jamonil, la papada reveladora y el culo como un pandero. Pues bien, todo tiene remedio. Y no puse en práctica dietas ridículas con puntos, cien gramos de pavo y una escarola y pamplinas dietéticas complicadas y amargantes. Primero tomé dos referencias estéticas: Letizia y Maria Teresa Fernández de la Vega, ambas con aspecto de estar aquejadas de auténtica, no anorexia, sino gurruminexia, es decir que son gurruminas talla 36-38 y tienen menos carnes que un bolígrafo.

Y luego me estudié a fondo las propiedades dietéticas de las arkocápsulas y de cuanto remedio natural hace mear, drenar y adelgazar. Cuestión de reeducación alimenticia y de tener perennemente la barriga ahíta de yogur desnatado y de cuencos de cereales kellogs con leche.

Si, tengas ganas o no te empiporras de yogures y de cereales, no te entra en la panza ni la bendición de Dios, porque te sientes llena y si encimas te metes cápsulas de karaya y algas como fucus y espirulina, no te entra ni un canapé. El hambre engorda. Pero, no basta con no meter más kilos, sino que hay que quemar la grasa infecta, sudarla a lo animal. Así que primero me apunté al gimnasio Sunset, que se pronuncia “Zance”, en mi barriada, pero como allí todo el mundo parecía ir tatuado, con mucho oro con la cabeza del Camarón y bebían clara de huevo, preferí otro lugar más modesto y acorde con mi ascetismo y me fui al Pitu.

A sudar todos los días la camiseta a las ocho de la mañana, cuando ya venía de vuelta de andar una hora, calentando, de beber un litro de agua con ortosifón, camilina, forte pharma anticelulítico, forte pharma vientre plano, alcachofa con papaya, piña, complejo vitamínico, hierro y ayuditas naturales. Todo natural.

Nada de química. Y un batido de proteínas al acabar el machaque, para engrasar los músculos. Los lectores de mi anterior periódico asistieron encantados a mi lucha contra la báscula. ¿Qué si lo pasé mal? Fatal.

Nunca dejaron de apetecerme los merengues ni los batidos de fresa y de cuando en cuando hacía una diablura, pero con un comprimido de quemacalorías. Y gané. Me costó más de un año, pero, si quieren, tanto la Leti como María Teresa, ya pueden pasarme sus modeletes cuando se cansen de ellos y siempre que no sean del modisto Felipe Varela, que es el que hace los trajes de chaqueta más relamidos y cursis de España.

Me pueden pasar los atuendos casuales y sencillos, porque las tres pertenecemos al club de las gurruminas y nos rechazarían en la Pasarela Cibeles, tan puristas ellos y tan ñoños. ¿Qué dicen burlones? ¿Qué las tías buenas siempre nos ganarán?

Depende. Nosotras no llevamos la belleza exuberante en las copas del wonderbrá, sino en nuestro delicado esqueleto ¿Qué parecemos el espíritu de la golosina? ¡Más quisiera el gato lamer el plato!.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto