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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE ENERO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Irregulares en la zona portuaria

Que la avenida Cañonero Dato y su entorno es la primera imagen que se aporta de Ceuta, es una realidad manifiestamente palpable. Esto lo tenemos claro por un lado. Y por otro que la inseguridad es un estado absolutamente subjetivo de sensaciones entre la ciudadanía. Esto también lo tenemos claro [máxime cuando a veces esta subjetividad no coincide con los objetivos números que marcan la estadística]. En el caso de Ceuta, la seguridad es un hecho objetivo. Pero la inseguridad son sensaciones que padece la población ceutí en según qué zonas de la ciudad. El Puerto de Ceuta es uno de esos lugares donde las sensaciones inseguras elevan su grado hasta límites máximos. ¿La razón?. La permanente presencia de irregulares ávidos por ‘buscarse la vida’ de cualquier modo. Bien es cierto que, hasta la fecha, los lances e incidentes acaecidos en el lugar, se han producido entre los propios inmigrantes. Pero la pregunta clara es. ¿Tiene necesariamente el visitante que llega a Ceuta llevarse la imagen primera y última de la ciudad de ser un lugar descontrolado por el número de personal irregular que subsiste en los alrededores del puerto?. La respuesta de cualquier ceutí es negarse rotundamente a que se tenga esa percepción; menos importancia le dará quien se encuentre eventualmente en Ceuta. De cualquier modo, atendiendo a la necesidad social y humana de la presencia de inmigrantes, la ciudad cuenta con una moderna instalación donde acoger a los ‘sedientos’ de libertad y futuro. Pero no debe permitirse, en modo alguno, que los irregulares campen a sus anchas por doquier en Ceuta sin que el gobierno de España, sus servicios de Extranjería o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado controlen a los 200 ó 300 marroquíes o argelinos que pululan escondidos bien en las escolleras de Poniente, bien en las naves del Sardinero, o por donde fuere. Que a la Administración General del Estado se les escapen en Madrid, Barcelona o Valencia, puede excusarse, pero ¿en Ceuta con su mínima superficie?. Ayer murió otro irregular a manos de un nativo del Rincón. Un marroquí que no regresó a su país, como está estipulado, antes de la medianoche del día -que fuere- que entró.
 

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