Hay una nueva corriente entre todas las formaciones
políticas que aspiran a esa tarea permanente de recomponer
las esencias de la izquierda y hacerse con su bandera que
pasa por volver a los lugares donde, guiados por su
melancolía, el rojerío se hizo mayor en Ceuta. Lo hizo, hace
unos meses, UPyD, que reconoció explícitamente haber
convocado a los medios en el Hotel Ulises rememorando las
grandes noches antifranquistas que en él se vivieron.
Ayer, el PSOE de Ceuta o lo que queda de él buscó el mismo
salón del mismo establecimiento para presentar a las caras
que defenderán la rosa en las próximas elecciones generales.
Al frente de todos ellos, José Antonio Carracao, al que un
maestro de ceremonias de excepción, el diputado por Cádiz
Salvador de la Encina, elogió sin pudor y acabó entregando,
siquiera simbólicamente, las riendas del futuro del partido
en la ciudad.
Sólo con ver el auditorio congregado para escuchar algo que
ya todos sabían [que Carracao será candidato al Congreso el
9-M y que Milagros García y Ahmed Idris lo seran al Senado,
con Raquel Miaja, Antonio Gros y Noelia Miaja como
suplentes] era más que evidente que en el Ulises se jugaba
algo más que unos comicios que todos, aunque no lo
reconozcan, saben que están perdidas. De entre los presentes
el presidente de la Comisión Delegada de Ferraz citó a cinco
por su nombre: al delegado del Gobierno; a su jefe de
Gabinete, Clemente Cerdeira; a José Carracao senior, senador
y padre del protagonista; a Sergio Moreno y a Toñi Palomo.
“Querida Toñi”, le dijo De la Encina, que mantiene, como
Arreciado, una excelente relación personal con la ex
secretaria general.
Estuvieron también algunos críticos o, más bien,
semicríticos como Juan Hernández y otros que por no haber
cobrado protagonismo mediático en la guerra interna de estos
meses no merece la pena complicar ahora, pero varios de los
presentes, algunos históricos, lamentaron la ausencia de los
grandes líderes de los renovadores, aquellos a los que
Carracao, que según sus menos afines tiene el colmillo muy
retorcido pese a su “evidente” juventud, tendrá que saber
(si quiere) recuperar en el futuro.
Cumplidos los trámites protocolarios, el diputado subrayó
las “muchas cualidades” de Carracao junior, sus ganas de
trabajar por Ceuta y por los ceutíes, su vocación de
servicio público... Y finalmente fue al grano: “Es alguien
que va a hacer mucho en el futuro por el PSOE de Ceuta”,
inició De la Encina, que poco a poco fue haciéndose más
explícito: “Es el momento de la apuesta por la renovación;
estos no son los mejores momentos, pero pueden ser los más
importantes”, concluyó De la Encina, que después se refirió
a los demás candidatos.
En alguien como el diputado no puede casual su distribución
de los tiempos para cada uno ni la intensidad de su verbo. A
Dris le describió, también, como un gran trabajador, un
hombre “tranquilo” capacitado para recetar “la mejor
medicina para los problemas de Ceuta”. A Gros, un histórico,
le alabó el que siempre ha estado “ahí”.
Para las tres jóvenes que completan la lista hubo mayor
efusividad. De Milagros García recordó que, como Carracao y
Raquel Miaja, es una joven con experiencia, valía y
veteranía, baqueteadas ante los medios gracias a Juventudes
Socialistas, plataforma desde la que Carracao ha sabido
mantener durante los últimos meses la compostura mediática
de los socialistas ceutíes.
Sentado a su derecha, recién rasurado, chaqueta con
reminiscencias de la pana de González, Carracao se puso
Zapatero y repitió “gracias” a diestra y siniestra: a De la
Encina por sus palabras (“exageradas”, dijo, modesto) y por
su trabajo en Ceuta durante los últimos meses; a su padre
por estar ahí, en el plano político (“siempre que le han
llamado ha acudido”, dijo, consciente de que no ha venido
más porque tampoco le han llamado demasiado) y en el
personal; a Ferraz, por su confianza; a todos los que le
veían, por su presencia; a García, Dris, Gros y las Miaja,
por embarcarse con él en una aventura “desde el compromiso
con Ceuta y los ceutíes”. “Miro a sus ojos y veo sus ganas
de trabajar”, aseguró.
Y entonces, la frase: “No os voy a defraudar”, que si sonó a
algo fue al ‘No os fallaré’ con el que Rodríguez Zapatero,
hace ya casi cuatro años, inició su legislatura en La
Moncloa al frente de un Gobierno del que el asesor del
delegado se mostró devoto confeso: “Me siento ilusionado,
orgulloso y satisfecho, sobre todo por representar a un
Gobierno que se ha caracterizado por cumplir sus promesas y
apostar por el bienestar y el avance social”, declaró antes
de rendirse a los pies del presidente: “Ha sido el más
valiente y comprometido con Ceuta y con los ceutíes, y no
sólo por las inversiones decisivas que ha impulsado, sino
también por dos gestos muy demandados que ha cumplido: su
visita como presidente y la de los Reyes, que se comprometió
a hacer todo lo posible por facilitar”.
Como la lección parece tenerla aprendida, Carracao tendrá
que mirar ahora más lejos. En marzo, Zapatero fue al
programa ‘Tengo una pregunta para usted...’ de TVE y la
audiencia le preguntó si creía que había fallado o no a los
jóvenes. Casi obligado por Lorenzo Milá, el presidente se
escurrió diciendo que con su frase “se refería
fundamentalmente a su política respecto a Irak”, con la cual
dijo sentir que “no” había fallado. Antes de crear falsas
expectativas Carracao debería aclarar a qué y a quién se
refiere cuando promete que “no voy a defraudaros”.
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