Y aunque oficialmente, todavía, es
precampaña, a partir de ahora, todo lo que salga de la boca
de los políticos irá dirigido a “golpear” al adversario,
para ir arañando puntos, como si de un combate de boxeo se
tratara.
No es que sea lo que más nos gusta, especialmente, porque en
política parece que, en estas circunstancias, el fin
justifica los medios, pero, al menos, se pueden hacer
entretenidos estos dos meses, hasta que el nueve de marzo
los españoles digan quienes son los que nos ofrecen mayor
confianza.
Y, por lo que se respira ahora mismo, dos puntos pueden ser
los básicos a abordar en la campaña, la economía y el
terrorismo.
Del terrorismo me molesta hablar, porque son tantos años
teniendo que soportar esta lacra, desde los mismos ángulos,
que lo mejor es, en circunstancias normales, no tocarlo, así
como suena, y teniendo como medida la sensatez de las
personas.
En cuanto a los asuntos económicos, la cuestión es distinta,
y bien que se nota en el día a día, dejando atrás los
despilfarros navideños, en la cesta de la compra y en el
monedero, a finales de mes.
Pero aquí viene la cuestión y es que en economía dos más
dos, en contadas ocasiones, son cuatro, las más de las
veces, son tres y medio, y en ocasiones, depende de quien
haga la operación, pueden ser hasta seis.
Tal es así que si uno oye hablar de la economía a los que
están en el Gobierno, nos pintan la situación como si
estuviéramos ahora mismo tocando el paraíso, mientras que si
leemos las manifestaciones del diputado del PP por Ceuta,
Francisco Antonio González Pérez, ahora mismo somos más
pobres que hace cuatro años, y creo que tiene razón.
No sé quien podrá, por tanto, “echar el nudo al rabo de esa
mosca”, porque o uno dice lo contrario de lo que piensa o
los otros están mintiendo con alevosía y no sé si con
nocturnidad aunque sea alumbrándose con buenas lámparas.
Y esto, me parece a mí, que por el camino que vamos no va a
cambiar, con lo que el entendimiento entre los dos que
aspiran a mandar se nos presenta imposible.
Los dos meses que tenemos por delante nos van a obsequiar,
los unos y los otros, con un “sapo” cada mañana y luego al
mediodía y por la tarde con lo que su santa voluntad decida.
Lo único bueno, para aquellos que se creen todo lo que dicen
los mentirosos, es que a cada hora nos van a exponer sus
promesas de llegada a las mismas puertas del Cielo, si es
que son ellos los que ostentan el poder.
Claro que lo malo de todo esto es que los que te abrazan, te
saludan muy amablemente y te cuentan el cuento de Alí Baba,
en época preelectoral, una vez que logran sus objetivos te
vuelven la espalda o te dejan de mirar, porque la mayor
parte de ellos tienen que preocuparse de:”¿Qué hay de lo
mío?”.
Y esto no tiene más vuelta de hoja, la campaña electoral es
el período de las promesas que nunca se cumplen, es el
período de los embustes, tanto más llamativos, cuanto más
irrealizables y con ello es el período de la sonrisa forzada
en los labios, mientras con la lengua están
diciendo:”¡¡Serán gilipollas!!.
Sea como sea, las rebajas y los inicios de campaña nos
permitirán pasar mucho mejor la cuesta de enero, que acaba
de comenzar.
|