Como no podía ser de otra manera,
el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, tuvo ayer
la oportunidad de volver a mostrar en calidad de tal a Su
Majestad el Rey Don Juan Carlos I el afecto y la lealtad que
le profesan todos los ceutíes. Fue en la cena que, con
motivo de su 70 cumpleaños, que celebró el pasado sábado,
ofreció el monarca por primera vez para festejar un
acontecimiento de estas características en el palacio de El
Pardo.
Su Alteza Real invitó al convite a más de medio millar de
representantes de todas las instituciones del país, de los
cuales asistieron un total de 462, según concretaron fuentes
de la Casa Real. Junto al resto de invitados, entre los que
se encontraban el Príncipe Felipe y el presidente del
Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, que
pronunciaron sendos discursos, Vivas ocupó el lugar que le
corresponde como legítimo representante de todos los
ceutíes, independientemente de su lugar de origen o de su
credo religioso.
El acto cerró, en realidad, un trimestre histórico para la
ciudad autónoma, que hace poco más de dos meses tuvo la
oportunidad de acoger por primera vez en 80 años a los Reyes
de España y que ayer, en pie de igualdad con el resto de
regiones del Estado, compartió con las demás instituciones
españolas (lehendakari Ibarretxe incluido) su felicidad por
los años de progreso y desarrollo que nuestro país ha vivido
con la Monarquía de Juan Carlos de Borbón.
Así, entre vieiras, lubina y pastel de limón, el presidente
de la Ciudad demostró que aunque el PSOE no haya cumplido su
compromiso durante la legislatura que termina de incluir la
denominación oficial de las diecisiete comunidades autónomas
y las dos ciudades autónomas en la Constitución para cerrar
de una vez el debate histórico sobre qué es y qué no es y
qué es menos y qué es más España, todo el Estado considera a
Ceuta (y a Melilla) como lo que son: dos territorios más de
un país que quiso celebrar juntos los últimos 32 años
vividos con el Rey como garante de la democracia.
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