Era de esperar que el tirón, al alza, de las viviendas
tocara techo y conllevara una nueva política debido a que
los promotores se ven afectados por la acumulación de
viviendas sin vender. Como no rebajen sus pretensiones
difícilmente salvarían ese obstáculo, previsible a fin de
cuentas, que conforman cerca de 300.000 viviendas
“congeladas”.
Sin embargo, un atisbo de esperanza parece asomar en el
horizonte de muchos de los promotores: el Consejo de
Ministros aprobará, previsiblemente, la reforma del Plan de
la Vivienda 2005-2008 en el que destaca una novedad: las
facilidades que se ofrece a los mismos para convertirlos en
viviendas de precio concertado y sacarlas al mercado.
Bien está ayudar a los jóvenes impulsando el plan de
viviendas de alquiler o construir casas para las rentas más
bajas, pero faltaban medidas para las clases medias que no
pueden acceder a la protección oficial ni comprar un piso a
precio de mercado. Días atrás publiqué en “El Pueblo de
Ceuta” un artículo de opinión en el que llevaba la protesta
sobre esa política para con la clase media y ahora vemos que
no había realizado esa protesta en vano. El resultado está
en ese cambio importante en el Plan de la Vivienda. Oídos
los hay en todas partes ¿no?
El Ministerio de la Vivienda discutirá hoy con las
autonomías el decreto que modifica el mencionado Plan y en
el que destaca la subvención de la compra de una casa o piso
de precios concertados de hasta 316.540 euros y a la que
podrán acceder personas con ingresos no superiores a 3.354
euros mensuales. Lo nuevo también es que el Gobierno elevará
los precios máximos de venta para viviendas protegidas de
nueva construcción y las de precios concertados en
porcentajes que oscilan entre el 15% y el 120% ¿no te jode?
En Barcelona, ciudad perteneciente al ámbito territorial más
caro, el grupo A, una vivienda que no supere los 90 metros
cuadrados, con garaje y trastero, podía venderse a precio
concertado de hasta 316.540 euros (más de 52 millones de las
antiguas pesetas). Ahora, con la reforma del Plan de la
Vivienda no podrá superar los 273.375,65 euros (45,5
millones de las antiguas pesetas). Es más una medida para
que los promotores recuperen su inversión que un apoyo a los
ciudadanos. Pese a todo, el precio básico de referencia, que
está situado en 728 euros el metro cuadrado, será revisado y
subirá en torno al IPC real.
Los promotores obtienen un beneficio más: al año de poner la
vivienda en el mercado podrá pedir la calificación de
vivienda de precio concertado cuando hasta ahora era de dos
años. Eso significa que muchas viviendas que no podían
vender puedan salir al mercado como viviendas protegidas.
El ciudadano de clase media que quiera adquirir una casa a
precio concertado no podrá ingresar más de 3.354 euros
mensuales (incluidos los ingresos de toda la familia) y
podrán disfrutar (¿a santo de qué se llama disfrutar?) de un
préstamo sin gastos ni comisiones pero con un tipo de
interés que se cree se establecerá en torno al 5,07% y si lo
que desea es una vivienda de segunda mano, el límite de
ingresos está en 2.838 euros. Aunque en éste caso podrá
obtener una ayuda de hasta 12.000 euros para la entrada y
una prestación mensual de 240 euros durante un plazo máximo
de diez años.
Realizo cálculos de manera simple y resulta que, comprando
una vivienda de 90 metros cuadrados en Barcelona sin
entrada, tendría que pagar cada mes (en el período de 10
años) la friolera de 2787.83 euros… el resto de mi vida
estaría vistiendo de prestado y comiendo de gorra. Pero si
lo dejamos en 30 años, pagaría 934,84 euros mensuales si es
que llego a vivir hasta los 90 años. En otras palabras:
estaría hipotecado lo mismo que sin tantas parafernalias de
Planes de Viviendas ni ayudas gubernativas. ¿Dónde está el
truco? Desde luego que no está en que los barrotes de la
cárcel hipotecaria sean billetes de 500 euros enrollados y
solapados en fila unos encima de otros, el truco está en
otras cosas…
|