No podía ser menos. David Meca
logró lo que se propuso, atravesar el estrecho por tres
veces sin parar, en un solo día.
Bien es cierto que a falta de muy poco para el final, por un
percance con una zodiac, tuvo que ser atendido y eso, alguna
mente escrupulosa, puede que intente no reconocerle la
auténtica hazaña realizada.
De todas formas, se lo homologuen o no, para nosotros, David
Meca logró su objetivo de una manera brillante, en unas
fechas en las que el estrecho no estaba en su mejor estado
y, tras nadar muchas horas de día y cuatro o cinco de noche.
Eso ya lo dice todo. Un deportista de los pies a la cabeza,
un caballero del deporte de la natación que quiso que Ceuta,
nada más terminar la cabalgata de Reyes, viviera en directo
el final de esa gesta, que figurará para siempre en las
actuaciones de David Meca y en la historia de nuestra
ciudad.
Esta triple travesía se había programado para el día 3, pero
desde el momento mismo en que se anunció, ya se veía que iba
a ser imposible realizarla, porque los vientos, muy fuertes,
pondrían todo tipo de dificultades.
Se aplazó dos días y el sábado, a las nueve y media de la
mañana ya comenzó a nadar, desde Tarifa, el deportista
catalán.
Más de doce horas en el agua. Una temperatura en torno a los
13º y brazada tras brazada, luchando contra el oleaje, en
este caso no fuerte, del estrecho.
Sólo pensar en lo que eso significa, se me pone la carne de
gallina, no sé si porque los de tierra adentro miramos con
más “respeto” hacia el mar, o si porque, de verdad, es muy
difícil.
Parece que las primeras horas llevaba una marcha de
auténtico record, se habló de unos 3 kilómetros cada media
hora. Algo digno de admirar.
Luego, naturalmente, el cansancio y el esfuerzo hacían mella
y, al final, recorrió los 60 kilómetros, aproximadamente, en
algo más de 12 horas. Sólo pensarlo me dan mareos.
Tras su llegada a Ceuta, fue recogido el nadador catalán e
ingresado en el hospital civil, para reanimarlo.
A la mañana siguiente ya estaba “en plena forma” otra vez,
dispuesto a todo y ahora a la espera de que se reconozca su
verdadero éxito. Esperemos que los escrupulosos de turno no
intenten la cuadratura del círculo, o quieran poner puertas
a la mar para no reconocerlo.
Y con esto conseguido, una bonita actividad del deporte, en
nuestra ciudad, hay que echar una o mil miradas a otros
deportes y establecer comparaciones.
Aquí fue él solo, si no nadaba no avanzaba, nadie le podía
echar una mano. En otras modalidades deportivas hay quienes
se esconden durante muchos minutos, en un partido de fútbol,
por ejemplo, y luego en dos jugaditas se lucen, sin más, y
pasan como verdaderas figuras.
Lo que sí lamentamos es la imposibilidad de haber visto
esto, aquí en Ceuta, en directo. Es cierto que
simultáneamente, en las horas finales de la travesía,
coincidió con la cabalgata de los Reyes Magos, pero el
final, al menos, se podría haber visto, salvo que el mundo
de la publicidad tuviera, que lo tendría, en exclusiva las
imágenes para algún otro medio y que algún día lo podamos
ver, pero ya en diferido.
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