Eterna. Para muchos españoles,
resulta cursi, eufemístico y pamplinero hablar de “cuesta”
en un determinado mes del año, como si los once meses
restantes fueran puras vacas gordas, jamonas y jacarandosas,
manado por las ubres leche de la “de verdad” es decir,
aquella leche ancestral que se compraba al lechero, se
hervía y daba una capa de tres dedos de pura nata que luego,
los niños, comíamos con azúcar. En la actualidad, por el
contrario, todo es falsedad, engaño y cogérsela con papel de
fumar, porque el personal tiende a lo cursi, a lo relamido y
a lo jiñado al “no es el momento” “no es conveniente
decirlo”.
Por eso no es “este” precisamente el momento de referirse a
la larga cuesta que viven perennemente los ocho millones de
españoles, censados por Cáritas, que subsisten en el umbral
de la pobreza. Y menos aún aludir al fracaso monumental del
sistema de salud mental, que deja tirados en las calles a
locos, alcohólicos, enfermos y drogadictos, para que pasen a
engrosar la estadísticas del medio millón de los “sintecho”
que pagan , si un caso, la simbólica hipoteca de la hambruna
perenne a cambio de dormir entre cartones.
Pero hoy, ahora, en pleno fastos, halagos, quiebros de
cintura, reverencias y toneladas de frases de admiración
arrebatada y llenas de pleitesía, ante el setenta cumpleaños
del rey de España, es de mal tono referirse a fatiguitas y
dificultades de la población. Porque, los cortesanos y los
pelotas andan alborotados, ensayando el besamano ellos y el
amago de la rodilla las damas. Y los modeletes de las
recepciones ¡Faltaría más! Luego salen en el Hola y pasa lo
que pasa y se comenta lo que se comenta.
Eso sí, en este jubiloso aniversario seguramente faltará el
portentoso Marichalar, ese que, por obra del Espíritu Santo,
pasó de ser un triste empleado de ventanilla de banca, a
acumular direcciones generales en consejos de administración
de empresas ¡Y sin licenciatura universitaria ni carísimos
masters! ¡Para que se empapen los arruinados JASP (jóvenes,
aunque sobradamente preparados) mileuristas!. Eso sí, en
otros momentos, tal vez sería más equitativo, no permitir
que, en un individuo, por mucho que le gusten las pulseras
que luce con prodigalidad, cada una con una piedra preciosa
distinta, acumulara tal cantidad de puestazos. Ya que
necesitaría multiplicarse por diez para atenderlos todos y
encima andar por los desfiles de modas de París. Mejor
repartir los puestos entre los JASP y también los puestos
del Urdangarín, aunque este último debe estar muy preparado
ya que tardó doce años en hacer los tres cursos de
Empresariales y eso demuestra lo inteligente que es y lo que
se aplicaba. Para los yernísimos no hay cuesta de enero. Y
la gente se pica y refunfuña, por mucho que, el stablishment
haya ordenado rígidas normas de censura en lo tocante a
informar sobre los Poderosos. Por cautela. Por no calentar
la cosa. El director de la orquesta mueve la batuta y todo
es pura sinfonía del vasallaje más cortesano. Todo es
absolutamente idílico aunque sea enero. Y los cajeros de los
bancos estén ocupados por vagabundos, en las cárceles se
hacinen los presos todos revueltos, enfermos y sanos,
tocados y cuerdos y falten imperiosamente asilos para
ancianos mientras que, las residencias privadas para guardar
a los viejos, hacen su agosto cobrando precios abusivos, sin
ningún tipo de control. Y encima se hierve la leche que sale
del cartón y ni da nata ni da pollas en vinagre, con perdón
de la referencia, porque eso es un mejunje infecto
prefabricado, con más química y más conservantes que la puta
que la parió. Comemos mierda a precio de manjares. El
Gobierno no erradica por decreto a los intermediarios que
esquilman al productor por abajo y al consumidor para arriba
y Jaime de Marichalar luce como nadie las estolas y las
bufandas de visón. ¡Y que colección de pulseras porta como
seña de identidad con singular galanura y estilo! Para tener
alimentado a un mileurista para un lustro. ¿Qué dicen? ¿Qué
los buenos samaritanos reparten caldo caliente por Madrid en
las noches de helada? Sí, pero si hay huelga de periódicos y
los pobres no se pueden empaquetar, más de uno fallecería
congelado. ¿Qué los mileuristas andan también ateridos para
que no suba mucho la factura de la luz? Eso es porque son
tímidos y no le piden prestada alguna estola de visón al
Marichalar ¿Qué el Marichalar “jamás” les prestaría sus
carísimas pieles? ¡Coño, pues que los mileuristas agarren un
gato en la calle, le quiten las pulgas y se lo líen al
cuello! El caso es quejarse por la cuesta de enero.
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