Es como podemos tildar la nueva
situación que vuelve a plantearse en la Ciudad, con la
llegada de los subsaharianos. Hacía tiempo, dicen los
expertos, que el flujo de inmigrantes de esas latitudes
había desaparecido, prácticamente, del área de Ceuta. En
este período de tiempo, más de dos años, los huéspedes eran
otros, buscando lo mismo, con las mismas perspectivas, pero
otros.
Ahora, parece que, se reconduce ese nuevo ciclo migratorio,
que hace una docena de años se convirtió en la imagen, no
buscada y, menos, programada de Ceuta.
Ha habido muchos meses en los que Marruecos había sido una
barrera infranqueable para estos, que tuvieron que coger
otras direcciones. Ahora, no sabemos si porque en el país
vecino se ha levantado la mano, o si porque esas rutas son
más costosas y peligrosas, se vuelve a teñir el ambiente del
CETI con inmigrantes que, antes fueron muchos y ahora
estaban casi extinguidos, aquí.
El primer aviso, totalmente imprevisto, y que no se había
dado nunca, llegó las vísperas de las fiestas navideñas,
cuando un todo terreno, con matrícula falsa, cruzó a toda
velocidad las dos fronteras, sorprendió a marroquíes y a
españoles, se saltó los controles de ambas y el todo
terreno, en cuestión, apareció abandonado, en una barriada
cercana a la frontera.
Ni los más viejos del lugar habían visto algo similar, pero
el primer paso, por tierra firme, se había dado. A partir de
aquí, se dice desde los organismos correspondientes, los
inmigrantes subsaharianos vuelven a liderar las entradas
ilegales en Ceuta.
La llegada de inmigrantes, sin papeles, si dejamos de lado
esa pintoresca entrada del todo terreno se produce por todos
los medios previsibles e imprevisibles, con pequeñas
embarcaciones, con dobles fondos de vehículos, a nado ... .
El primer paso lo tienen dado cuando logran guarecerse ya en
territorio ceutí, y de aquí al Centro de Estancia Temporal
de Inmigrantes hay sólo un paso: unas horas o un par de días
resguardados en el monte, cerca del propio CETI,
posiblemente en contacto con otros que ya están dentro y
luego ya “más clientes por el mismo precio” en este Centro
de Estancia Temporal. Incomprensible pero es así.
No voy a ser yo quien critique a estos inmigrantes que
llegan huyendo del hambre, o en busca de unos lugares
mejores bajo el sol, pero lo que no puede un país como el
nuestro es ser el lugar de llegada y permanencia de gentes
de cualquier parte que ven a España como el paraíso de los
“sin papeles”.
Ellos vienen porque en sus países no quieren, no pueden o no
les dejan estar, pero España no puede mantener una carga
como esta, que además de costosa puede aportar otras cosas a
corto y a medio plazo, porque ya me dirán qué tipo de
controles sanitarios hay para con estos recién llegados, y
es más, ¿Qué sabemos de sus actividades de antes y de
durante su estancia aquí mismo?.
Ser hospitalarios es loable, pero sabiendo a quien estás
acogiendo, no recibiendo, sin más, a todo el que se presente
en tu propia casa, que es lo que estamos haciendo con este
tipo de inmigrantes.
En más de una ocasión hemos hablado sobre esto, y tenemos
que repetir que hay que dar una solución urgente a esta
situación y tratar de lograr, de una vez por todas, que se
queden los que vienen de forma legal, los demás, sintiéndolo
mucho que sean carga o ventaja para sus países de origen.
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