En un repentino arranque, el
ministro Moratinos parece haberse olvidado de La China y
caer en la cuenta de que, vaya, empieza el nuevo año, se
aproximan unas transcendentales elecciones y el embajador de
Su Majestad Mohamed VI, Omar Azziman (“llamado a “consultas
por un tiempo indefinido” a Rabat el pasado 2 de noviembre),
sigue sin visos de dejarse ver por Madrid. Pero digo yo: ¿no
estaba oficialmente “pactado”, según la versión Zapatero, el
viaje de los Reyes de España a Ceuta y Melilla…? Como
advertí con asiduidad el berrinche de los vecinos fue de
órdago y, a mí entender, el régimen marroquí sigue moviendo
bajo cuerda algunos hilos de los que tirará en el momento
oportuno.
En todo caso y como suele decirse la pelota está ahora en
los tejados de más allá de El Tarajal, por lo que reviste
especial importancia el viaje relámpago de Miguel Ángel
Moratinos para entrevistarse, ayer jueves, con su homólogo
Taieb Fassi en Rabat, a lo largo de una “reunión de trabajo”
en la que, presumiblemente, Moratinos solicitará la vuelta a
Madrid del embajador de Marruecos. Después de los desplantes
y la abierta hostilidad del gobierno marroquí tras la
legítima visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía a los
territorios españoles del Norte de Africa, cuyo primer
Ministro en un indecente gesto de cinismo y demagogia no
tuvo empacho (emulando en un preocupante gesto, seguido y
asumido en el mundo áraboislámico, al de las
reivindicaciones de Al-Qaïda) en comparar a “Sebta y Melilia”
con la Palestina ocupada, llama la atención la actual
iniciativa del jefe de la diplomacia española que, de seguir
las pautas marcadas por el Reino de Marruecos, solo podría
recomponer las relaciones procediendo a la apertura sin
ambages de una “célula de reflexión” y diálogo sobre Ceuta,
Melilla y otros territorios bajo soberanía española.
Como declaraba abiertamente (y con todo acierto) el 29 de
diciembre a “La Gazette Du Maroc” el presidente de
“Convergencia i Unió”, Artur Mas, “El Sáhara, Ceuta y
Melilla van a continuar determinando la relación entre
Marruecos y España”, aportando el político catalán unas
jugosas declaraciones cuya valoración dejo al lector: sobre
el dossier del Sáhara y la política oficial española, estima
con perspicacia que “la actitud del Presidente Zapatero no
ha sido la más adecuada como en otras situaciones políticas
internas, adoptando una política errática y sin objetivos
claros. No puede entregarse a Rabat y Argel haciendo
declaraciones contradictorias. En cuanto a Ceuta y Melilla,
tomen nota del socio catalanista porque sus palabras no
tienen desperdicio: “Nosotros lo miramos desde el punto de
vista catalán. No creemos que la solución para las dos
villas sea poner cada vez una bandera más grande de España
sobre los edificios de las mismas”. ¿Una crítica implícita
de la reciente visita de los Reyes… o algo más?; ¿un brindis
al sol cara al público marroquí...?. Porque, como también
declara Artur Mas, “A instancias de Cataluña, España debería
de ensayar establecer relaciones privilegiadas con
Marruecos”. A ver, tras su vuelta, que se cuenta Moratinos…
y que nos dice la MAP o, si ustedes lo prefieren, esperemos
para valorar, entre líneas, los silencios mientras seguimos,
atentos, a las acciones.
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