Alas Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad que custodian los accesos a Ceuta, bient por
tierra, bien por mar, no salen de su asombro al comprobar
cómo, en las últimas semanas, se ha incrementado
notablemente el flujo de inmigrantes subsaharianos que
logran acceder clandestinamente a la ciudad.
Y les llama la atención porque desde la famosa crisis de la
valla fronteriza, con el asalto masivo al perímetro de
Ceuta, apenas volvió a conocerse la presencia subsahariana
por estas zonas después de que Marruecos se comprometiera
con España y con la Unión Europea a hacer ‘algo más’ por
controlar la inmigración. Así que las ayudas españolas y
europeas, a modo, de euros [millones] e inversiones no se
hicieron esperar.
De hecho el flujo subsahariano buscó salida desde
Mauritania, vía cayucos, hacia Canarias. Para el inmigrante
subsahariano, Marruecos era ya un país impermeabilizado. O
así parecía ser la cosa hasta que, de nuevo, en Ceuta
comienzan a notarse los flujos subsaharianos. Una vez más
son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado las que
alertan de estas novedades. La realidad es que el Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes recibe de un modo casi
regular la llegada de grupos de subsaharianos. Ahora la
inmigración argelina y asiática ha decaído, reconocen
fuentes de la Guardia, sin embargo la inmigración
subsahariana vuelve a hacerse sitio en la via del norte de
Africa. El ministro español de Exteriores, Miguel Angel
Moratinos estuvo ayer en Marruecos. España siempre defendió
el hecho de que el vecino país del monarca Mohamed VI seguía
manteniendo sus acuerdos bilaterales respecto de lucha
contra la inmigración y contra el terrorismo pese a la
desavencia marroquí con nuestro país escenificada con la
retirada del embajador de Madrid. Es posible que su regreso
sea ya muy pronto. A Marruecos le interesa; y a España
también le urge que Marruecos deje de ser el trampolín de la
inmigración hacia Europa.
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