Ya hemos superado las Navidades y
el Año Nuevo, ahora nos queda superar la barrera de los
Reyes Magos, que esa si que es una barrera que nos va a
dejar pegados a la pared y, encima, viene la cuesta de
enero. Servidor cree, no es por nada, que a la cuesta de
enero hay que añadir las cuesta de varios meses, hasta
podernos estabilizar de lo que nos ha costado los Reyes
Magos. Y ni te cuento, serrana del alma, para aquellos que
por ponerse a la moda, también han celebrado Papa Noel.
No queremos nada de los malos, malísimos americanos de
América, pero cada día copiamos más todas sus cosas y
costumbres. Algunas, la verdad, sería mejor no copiarlas,
como es la comida basura que está haciendo que nuestros
niños, los niños españoles de España tiendan, cada vez más,
a la obesidad. Lo que ya nos está creando un gran problema.
Problema que, sin duda alguna, aumentará de seguir copiando
lo malo de los americanos de América. Otro gallo nos
cantaría si copiásemos, por un suponer, el amor a su país,
el amor a su bandera y el orgullo de sentirse americano.
Es no lo copiamos, no les interesa a algunos de esos
personajillos, metidos a politiquillos del tres al cuarto y
que tanto daño están haciendo a nuestro país y a esas partes
de España que desean la independencia.
Como español, en estos casos, mi máximo respeto a los
americanos, y mi desprecio total y absoluto, a todos esos
personajillos de medio pelo, cuya única misión, en la vida,
es tratar de conseguir la división de España, mirando sólo
por sus propios beneficios. Porque esa división, aunque
algunos tengan los ojos cerrados, será la ruina para su
comunidad. Hoy, cuando Europa tiene a unirse en una nación
de naciones, surge toda esa fauna que aspira a la
separación.
Me hace gracia, cuando les dicen a los niños que tienen que
hablar sólo en su lengua y nada en castellano, cuando les
meten los micrófonos para hacerles una encuesta, a mayores y
pequeños, y todos contestan en perfecto castellano. Ahora,
eso sí, los personajillos que tanto luchan por la defensa
del idioma, de su idioma, esos les contestan a usted en su
lengua, dependiendo de lo que se les pregunte. Porque si se
les pregunta algo que pueda atacar a sus bolsillos, en el
más puro castellano. Serán falsos e hipócritas.
Servidor había pensado irse a pasar el fin de año a Nueva
Cork, pero me he encontrado con un enorme problema. Allí, en
la ciudad de los rascacielos, es muy difícil por no decir
imposible encontrar a alguien que hable en castellano. Allí,
como en casi todo el mundo, lo que más se habla es el
catalán o el euskera y, de eso, no tengo la más remota idea.
Allí, quien puede ir, con la total garantía de que le
entenderán, perfectamente, es Carod Rovira.
A quien le costaría más trabajo, sin lugar a dudas, sería al
presidente de la Generalitat, Montilla, que habla el catalán
con cierto acento cordobés. Vamos lo digo, porque el otro
día lo escuché y me dio esa sensación. Igual, que como
estuve en Barcelona, me sonó su catalán con cierto tono
cordobés.
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