El buque de carga de bandera panameña que se incendió el
primer día de año , ‘Ocean Lady’, ha permanecido atracado en
Muelle Dato desde marzo debido a una orden judicial dictada
en Ceuta. Este buque contaba con varios embargos de
diferentes empresas y su estado erra de completo abandono.
Aunque se especula que el incendio fuera provocado por
inmigrantes ilegales, es imposible averiguar las causas
exactas que provocaron el fuego, y que acabó con el barco en
la tarde del martes.
El ‘Ocean Lady’ perdió finalmente la vida a ocho millas al
norte de Punta Almina y acabó hundiéndose. Durante sus
últimas horas de flotación, este buque, de bandera panameña,
ardió de manera incontrolada hasta que no se pudo hacer nada
por mantener el barco a flote. La actuación de los bomberos
comenzó a partir de las 9:00 de la mañana del martes y tras
cuatro horas de lucha con el fuego, en las que fue imposible
extinguirlo, se requirió la ayuda del Miguel de Cervantes
que los remolcó a ocho millas de Punta Almina, en una zona
de 500 metros de profundidad. Cuando parecía que las llamas
se habían sofocado, un nuevo incendio, ya en la sala de
máquinas, terminó de rematarlo, provocando que se reavivaran
y que se hundiera de popa a las 17:35 horas.
Este barco de carga se encontraba en Ceuta desde marzo y su
actividad era nula. Su abandono era tal que incluso ha
servido de guarida para inmigrantes en las últimas fechas.
Las causas del fuego, tal y como confirma el capitán
martítimo, Jesús Fernández Lera, “han sido imposibles de
diagnosticar”, pero la principal hipótesis apunta a los ‘sin
papeles’ como los principales culpables, si bien, el barco
incluía dentro de sí una gran cantidad de porquería.El
‘Ocean Lady’ permanecía atracado en la intersección de
Muelle Dato con Poniente, debido a una orden judicial, ya
que el buque estaba encallado debido a varios embargos.
Su dueño, tal y como declara Fernández Lera, no ha dado
señales de vida durante estos últimos meses, ni ha atendido
a las llamadas que se les han hecho desde Capitanía
Marítima. Ni siquiera ahora, con el barco hundido, se han
recibido llamadas por parte del dueño.
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