La paciencia de los periodistas es uno de los factores de la
ecuación que relaciona la fama de una estrella del rock con
el tiempo que hace esperar a los chicos de la prensa. En
este caso, se trata del batería más estable que tuvo la
banda que está considerada unánimemente como los creador del
punk-rock. ¡Casi nada! Así que a uno le da por pensar que
incluso media hora de espera por la rueda de prensa parece
poco.
Marky Ramone entró con prisa en la Sala Café Club, donde
esta noche –Nochevieja– actuará y donde ayer dio una rueda
de prensa.
– No quiere que le grabéis ahora, –nos dijeron– luego en la
rueda de prensa.
El grupo ZZ Top llevaba en sus giras serpientes y una manada
de búfalos, así que tampoco es una extravagancia tan rara
que Marky pida con irónica desesperación anacardos –el fruto
seco más caro–.
El mito entró en el camerino y de él salió disparado hacia
la batería. Y comenzó a hacer pruebas de sonido.
– Tío, –me dijo el fotógrafo Nicol´s al oído– la rueda de
prensa era a las siete, son los siete y media, ¿¡y ahora se
pone a tocar la batería!? Tiene más tontería que una
guardería.
Yo, la verdad es que no tenía prisa viendo a Marky ajustar
su batería para el concierto de hoy. Sé que algún día les
contaré a mis nietos: “Yo estuve junto a quince afortunados
más en una prueba de sonido de Marky Ramone”.
– Estoy encantado, –le dije a Esther, la responsable de
comunicación de la sala–, pero los fotógrafos y cámaras se
van a empezar a encabronar.
Finalmente comenzó la rueda de prensa con un retraso de 40
minutos. Ya saben: la ecuación que relaciona la paciencia de
la prensa con la fama de una estrella del rock.
Pese a la espera, Marky nos enamoró. Nos dio la mano uno por
uno, posó con simpatía para los profesionales gráficos,
contestó todas y cada una de las cuestiones sin reparo
–nunca se oyó: “Última pregunta, por favor”–. Y, al final,
se juntó a todo aquel que quisiera hacerse una foto con una
leyenda del rock.
“Es un placer viajar por todo el mundo y estoy muy contento
de estar aquí”, comenzó Marky respecto a su llegada a un
lugar tan curioso como la ciudad autónoma de Ceuta. “Hace
poco estuve tocando en China”, añadió, “un país comunista”.
Marky y su banda argentina, quien compareció junto al
cantante Sebastián, comienzan la gira española en Ceuta
donde confirma que hará una selección de “treinta canciones
clásicas de los Ramones para divertirnos y pasar un buen
rato”.
¡Sin duda!, pensaba yo.
“Vamos a tocar las canciones que los Ramones interpretábamos
más en nuestros conciertos: una selección de cada album”,
explicó, “me gustaría tocarlas todas, pero tendría que
quedarme dos días”.
No es una mala idea, pensaba yo, mientras le preguntaba por
si añoraba a sus compañeros Johnny, Joey y Dee Dee Ramone,
fallecidos durante los noventa, una década en la que el
cáncer y la adicción a las drogas se cebaron en los Ramones.
“Les echo de menos cada día, eran mi familia, mi banda.
Estábamos siempre juntos y siempre recordaré los buenos
tiempos. Estuve en la banda por quince años, así que
teníamos una relación especial”, reconoció, “incluso más
próxima que a una familia”, llegó a decir, “porque nos
veíamos cada día”.
“Fue muy desafortunado todo lo que pasó”, concluyó el
baterista neoyorkino, quien recordó que en los primeros
tiempos del punk en Nueva York “no había lugares para
nuestro estilo de música, todo era disco, rock suave y de
estadios”, sólo –y esto es parte de la legendaria historia
de los Ramones– estaba el mítico CGBG. Allí se germinó el
punk antes de que saltase el Oceáno Atlántico y demoliera
los cimientos del rock al ritmo del sucio y frustrado sonido
de los Sex Pistols: “Empezamos en 1974 como banda en el CGBG,
junto a Heartbreakers, Blondie, Talking Heads, Dead Boys,
Patti Smith...”.
“Hubo algunos grupos antes que nosotros que metían algunos
elementos punk, pero los Ramones fueron los primeros que
fueron directamente a ello”, recordó Marky, “luego el punk
saltó a Inglaterra y Los Ángeles”.
Para alguien que habla con la autoridad que le da a haber
pertenecido a la primera banda punki de la historia de la
música, “el punk está todavía vivo, lo que pasa es que se ha
vuelto más comercial y eso es bueno y malo”.
Marky habló de todo, aunque advirtió que “no estoy aquí para
criticar a mi presidente”, aunque “cree que hay que negociar
para acabar con la guerra”. Como dice el clásico tema de los
Ramones: Merry Christmas (I don´t wanna fight tonight).
|
“Me gustaría que el próximo presidente trajera las tropas a
casa”
No es que sea considerado un gurú
político –como ocurre, por ejemplo, con algunos músicos como
Bono, Manu Chao o Bruce Springsteen–, pero a Marky Ramone
siempre se le pregunta por la situación política de su país,
Estados Unidos, y su polémica política exterior: “Me
gustaría que el próximo presidente diera por finalizada la
guerra, trajera las tropas a casa y comenzara de nuevo para
luchar por la paz en lugar de por la guerra. Siento que, en
este punto, la verdad tiene que salir a la luz. Hay que
sentarse y empezar a hablar de que hay demasiadas matanzas.
Esta guerra parece que no va a tener fin. Se puede comparar
con Vietnam: 51.000 soldados americanos murieron, pero nadie
se acuerda de cuántos murieron en el otro bando”.
|