Y además de personas de buena
voluntad, cosa que va a tono con estas fechas que estamos
viviendo.
Hace un par de días, en mi columna, escrita a muchos
kilómetros de aquí, yo decía que “el presidente de la Ciudad
y el delegado del Gobierno estaban condenados a entenderse”,
y que una cosa es lo puramente personal, en lo que cada uno
podrá hacer lo que quiera, y otra lo oficial, con las
responsabilidades que cada uno ha contraído para con Ceuta.
Y me alegra ver, el día 28, en la portada de nuestro
periódico El Pueblo de Ceuta que el delegado del Gobierno
está dispuesto a poner de su parte lo necesario para volver
a la cordialidad.
Yo decía el jueves que no conocía personalmente al delegado
del Gobierno, que nunca había hablado con él, pero que fuera
como fuera, su actitud respecto al cargo que ocupa le lleva
a estar cada vez más cerca de una serie de intereses de
Ceuta que se salvarán mejor, cuanto más distendidas sean las
relaciones con la otra gran institución de Ceuta, la
Asamblea de la Ciudad Autónoma.
A partir de aquí, las cosas por su camino y ese camino
parece que además de la buena voluntad que se le supone, por
sus últimas palabras, él no se incluye entre los culpables
de que el desencuentro haya tomado esta tremenda dimensión.
Y es que las cosas han sobrepasado los límites normales, con
lo que las aguas deben volver a su cauce, porque de lo
contrario sólo se podría hablar de la pérdida, en varios
campos, para Ceuta.
No me cabe la menor duda de que la voluntad del delegado del
Gobierno y la actividad, correcta por otra parte, de sus
asesores ha estado a la altura que tiene que estar en casos
como este, cuando llega a decir que está dispuesto a “pasar
página” y “rectificar, si alguien ha podido haberse
ofendido”.
Ofendidos lo habrán estado más de uno, pero como en Ceuta se
valora, y mucho, las intenciones y el que uno sea capaz de
rectificar a tiempo, pues a partir de aquí los ánimos se
irán templando y volverán a la calma que tenían hace dos
semanas.
Y como el desencuentro ha tenido dos partes, García
Arreciado invita al presidente de la Ciudad a que haga lo
mismo, respecto al desencuentro, algo que estoy convencido
que llegará, si ello es, que lo es, lo mejor para Ceuta.
Estas fueron las declaraciones del lío:” Tengo la impresión
de vivir en una ciudad que funciona obedeciendo a leyes
distintas a las del resto de España”.
Las palabras no fueron las más acertadas, en ese momento, es
cierto, y el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, las tildó
de lamentables, al tiempo que anunciaba la ruptura de
relaciones.
Ahí estaban dos posturas encontradas y habrían seguido así,
pero creo que las propias palabras posteriores de García
Arreciado, habrán suavizado la situación:” EL PRESIDENTE VA
A ENCONTRAR EN MÍ LA MEJOR DISPOSICIÓN PARA VOLVER A
TRABAJAR CON LA MISMA INTENSIDAD Y COLABORACIÓN QUE HASTA
AHORA”.
Si es así, y nada nos hace pensar que no lo sea, será lo
mejor que por ambas partes podrían hacer:” Borrón y cuenta
nueva”, porque tras las navidades el frente que se abre, las
elecciones generales, a uno y a otro les van a tener
ocupados, a lo largo de dos meses en su propio campo y en el
de las mismas elecciones.
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